martes, 11 de marzo de 2014

¡SEÑOR, DAME PACIENCIA!




En los momentos más estresantes y difíciles de nuestra vida, necesitamos tener paciencia, pero paradójicamente es lo primero que solemos perder.
El poner nuestra confianza en las personas o en cosas puede hacer crear en nosotros un estado constante de intranquilidad, pues el deseo de lograr algo nos quita la perspectiva del tiempo y de lo que es saber esperar.
Sabemos que cuanta más paciencia pidamos vendrán muchas más pruebas, pues por cada dificultad que pasemos veremos a Dios obrar en nosotros. Cada situación difícil que podamos superar nos hará más fuertes.
La paciencia es un arma eficaz que muchos no usamos por temor a las pruebas, pero ahí está tu fe y tu valentía, Dios no te dará solamente paciencia en esos tiempos si no también desarrollarás todos los demás frutos.
Nuestros temperamentos hacen que tengamos reacciones fuertes y al calor del momento digamos palabras sin pensarlas o actuemos torpemente porque ya perdimos la paciencia que Dios nos manda tener.
La Biblia dice que un hombre paciente es más fuerte que poderoso guerrero, aquí podemos ver  cuán importante es la paciencia. Una persona paciente hace que otros sean inestables porque quieren que reaccione como ellos, enojándose y al no hacerlo muestra su fortaleza.
“Mejor es el que tarda en airarse que el fuerte; y el que se enseñorea de su espíritu, que el que toma una ciudad” Proverbios 16:32.
Cada circunstancia, persona y momento de prueba son exámenes que pasamos para mostrar nuestro crecimiento y cómo Dios ha estado trabajando en nosotros dándonos fortaleza, sabiduría y sobre todo paciencia.
Dios te dará la fortaleza que necesitas cuando se lo pidas, pues ha estado trabajando durante todo este tiempo en tu vida. Sólo sabrás que se completó la obra cuando se te presente el examen y muestres la paciencia que antes no tenías y desarrollaste el fruto del Espíritu Santo.
Hoy te invito a trabajarla, si hasta ahora fuiste una persona que se irrita fácilmente o pierde los estribos cuando algo la molesta, pídele a Dios esa fortaleza y que en cada prueba desarrolle y crezca tu paciencia, cuando menos lo esperes la tendrás.
“Pacientemente esperé a Jehová, Y se inclinó a mí, y oyó mi clamor. "Salmos 40:1
La paciencia es un fruto que muchos no piden, pero es el que más se necesita y el que nos permite crecer. Comienza a buscarla, que aunque venga con las pruebas su recompensa será mucho mejor.

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