miércoles, 31 de agosto de 2016

Obra perfecta


Cuenta que  un famoso pintor recibió el encargo de decorar el salón de conferencias en el edificio de una importante sociedad. Preparó el andamiaje y empezó a trazar sobre el estuco el fondo de lo que iba a ser su obra maestra.
Un amigo suyo fue a visitarlo, pero al verlo tan abstraído en su trabajo se quedó a la puerta sin atreverse a molestar al artista.
Al cabo de un rato, éste se dio cuenta de la presencia de su amigo y bajando del andamio le preguntó entusiasmado:

        - ¿Qué te parece? Esta es mi mejor obra.
        - Bueno, replicó el amigo, yo no veo más que unos trazos en la pared.
       - ¡Ah!, Exclamó el pintor, aquí está la diferencia: Tú  sólo ves lo que hay ahora, pero yo veo ya lo que habrá dentro de unos meses.
A cuántos de nosotros nos ha pasado que estamos como el amigo del pintor, tratando de encontrar sentido a nuestras vidas y todo parece reducirse a trazos sin sentido, a líneas que no dicen nada. Sin embargo, el Maestro está viendo en nuestras vidas su mejor obra de arte y trabaja con esmero en cada uno de nosotros para que lleguemos a ser aquello que Él tiene planeado.
Nuestra visión humana es muy corta, alcanza a ver lo que sucede ahora, mañana y quizás dentro de unas semanas, y por más que planifiquemos, ninguno de nosotros puede saber lo que pasará en unos meses o al año.  Dios es quien tiene el control de nuestras vidas y podemos descansar sabiendo que Sus pensamientos son de bien para cada uno de nosotros.
“Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis”.  Jeremías 29:11 (RVR 1960)
No desesperes y confía, eres la obra maestra de Dios, permite que  termine lo que ha empezado en ti.

       Ana María Frege Issa
                CVCLAVOZ    

martes, 30 de agosto de 2016

Todo con equilibrio


El equilibro, según el diccionario, es el estado de inmovilidad de un cuerpo sometido a dos o más fuerzas de la misma intensidad que actúan en sentido opuesto, por lo que se contrarrestan o anulan.
Este concepto se aplica en todo ámbito de la vida. Nuestras relaciones, gustos, creencias y hasta los pasatiempos deben tener un límite y un control en nuestra vida, no debemos aferrarnos a  una sola cosa porque puede ser contraproducente. Un ejemplo podría ser el ejercicio, puede que éste sea una fuente de trabajo, un hobbie o tal vez una forma de mantenernos saludables y no tiene nada de malo, pero que nos obsesionemos por hacer eso todo el tiempo o que nuestra mente, energías, tiempo y corazón estén enfocadas sólo en eso, harán que perdamos de vista otras cosas que nos dan equilibrio.
Muchos hablan de que el fanatismo por Cristo es un exceso y que es malo porque todo extremo es dañino; es muy cierto el concepto de que todo exceso es contraproducente,  sin embargo, debemos entender que el amar a Cristo sobre todas las cosas no es una posición que hace contrapeso, sino  es la balanza que nos ayuda a pesar todo lo que da equilibrio a nuestra vida.
“Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora.” Eclesiastes 3:1 (RVR-1960)
Entendamos que Dios nos dio tiempo para todo en esta tierra, y por eso mismo quiere que tengamos el momento para hacer y disfrutar todo lo que Él nos regala. Si de algo debemos ocuparnos todo el tiempo es de amar a Dios con nuestra vida.
Hoy te invito a vivir con equilibrio, sin inclinarte totalmente por algo, intenta vivir cada cosa en su momento. Nada merece tu entrega total en esta tierra, vive todo en su tiempo y enfócate en lo eterno.

       Telma Céspedes
            CVCLAVOZ    

lunes, 29 de agosto de 2016

Dolor de un padre


 Pedro era un padre trabajador, su esposa lo había abandonado con un hijo, al cual se dedicaba con mucho esmero y amor. Mientras su hijo crecía fue haciéndose cada vez más rebelde y lastimaba constantemente a su padre con palabras hirientes, las cuales Pedro siempre perdonaba.
Un día el joven llegó ebrio y golpeó a su padre hasta casi matarlo, los vecinos fueron a ayuda  a Pedro, por lo que el joven tuvo que escapar. A pesar de los golpes recibidos por su hijo y la presión de sus amigos para que lo denunciara, él solamente quería saber si su hijo se encontraba bien. Después de enfrentar escases y hambre, el muchacho volvió arrepentido y sin pensarlo dos veces su padre lo perdonó nuevamente.
Las personas que lo rodean critican este accionar puesto que piensan que el joven volverá a hacer lo mismo, pero Pedro sólo cree que su hijo merece otra oportunidad para ser una mejor persona, a pesar que muchas veces le ha fallado.
Pero una vez que tenían paz, volvían a hacer lo malo delante de ti, por lo cual los abandonaste en mano de sus enemigos que los dominaron; pero volvían y clamaban otra vez a ti, y tú desde los cielos los oías y según tus misericordias muchas veces los libraste. Les amonestaste a que se volviesen a tu ley; mas ellos se llenaron de soberbia, y no oyeron tus mandamientos… Nehemías 9:28-29
Mas por tus muchas misericordias no los consumiste, ni los desamparaste; porque eres Dios clemente y misericordiosoNehemías 9:31
Israel se olvidaba de Dios cuando tenía paz,  no atendía a sus mandamientos, no escuchaba las amonestaciones, no le servía, ni se convertía de sus malas obras, hasta que sufría. Cuando el pueblo de Dios enfrentaba el dolor, buscaba al Señor y Él los perdonaba, no estaba enojado con ellos, no los desamparó, Dios los amaba y era misericordioso aunque su pueblo le fallaba constantemente.
Podemos criticar al pueblo de Israel pero quizás somos semejantes a ellos ¿Cuántas veces has fallado a Dios? Aunque en este momento estés haciendo algo que no le agrada, quiero recordarte que Él te ama y está preocupado por ti, acércate una vez más, porque Él es bueno. Recuerda que por su misericordia aún  tienes la oportunidad de arrepentirte,  acercarte y clamar otra vez, porque lejos de Él nada podrás hacer.
Nunca llegarás lejos luchando contra Dios, nunca podrás huir de su presencia, arrepiéntete y dale gracias porque a pesar de todo lo que has hecho Él solamente quiere que te encuentres bien.

       Shirley Chambi
           CVCLAVOZ    

viernes, 26 de agosto de 2016

¿Cuánto pesa tu yugo?



“Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga.” (Mateo 11:25-30). 
Comencemos por definir qué se entiende por yugo: se trata de un madero que se coloca en los bueyes para unirlos. Solo los animales con un fuerte cuello pueden soportarlo ya que es allí donde se apoya todo el trabajo, aunque el peso se divide entre los dos animales. El yugo es sinónimo de carga pasada o trabajo forzado, pero también nos da la idea de  “estar atado”, ya que la autonomía de estos animales se reduce solo a poder caminar.
El pasaje citado nos habla de un yugo que es de Cristo. Esto debe entenderse como las instrucciones que Él nos da para que vivamos de acuerdo a Su voluntad y de tal manera podamos permanecer en el camino que Jesús preparó para nosotros. Efesios 2:10 dice: “Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.”
Muchas veces vemos personas que piensan que están soportando el yugo de Cristo, cuando en realidad solo se trata de un pesado yugo de esclavitud que ellos mismos han tomado o alguien más les ha impuesto. La Biblia dice que el yugo de Cristo, no es pesado, por lo tanto si tu carga lo es y te sientes agobiado, ¿No será que estás cargando un yugo extraño?. Dice la Biblia: “Ahora, pues, ¿Por qué tentáis a Dios, poniendo sobre la cerviz de los discípulos un yugo que ni nuestros padres ni nosotros hemos podido llevar?” (Hechos 15:10).
Parece que en aquella época algunos se encargaban de poner pesadas cargas sobre otros, exigiéndole lo que ni ellos mismos podían lograr. Por lo tanto, pudiera haber   personas que quisieran imponernos yugos que no nos corresponden llevar. ¿Conoces alguno? La culpa, altas exigencias, comparaciones son ejemplos de algunos de los yugos mas sutiles que alguien podría poner sobre tu vida. El apóstol Pablo nos da un importante consejo en relación a esto: “Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud.” (Gálatas 5:1)
Por lo cual es necesario comenzar a revisar si nuestro yugo realmente es el de Cristo o se trata de alguna pesada carga que no nos correspondía llevar. Es posible también que nuestra carga se haya aumentado por causa del pecado o la rebeldía. La Biblia dice que todo pecado trae consecuencias y en muchos casos es de amargura de corazón, ese sentimiento que nos hace sentir oprimidos, cansados y sin ganas de seguir.
Por lo cual, si te sientes agotado con las presiones de la vida, si piensas que estás llevando una pesada carga, entonces hoy es una buena oportunidad para aceptar la invitación de Cristo e ir delante de Él para entregar toda carga y hallar verdadero descanso.

      Daniel Zangaro
          CVCLAVOZ    

miércoles, 24 de agosto de 2016

Verdadero Arrepentimiento



Un niño robó una moneda del platillo de la ofrenda del templo cuando nadie lo miraba, porque quería comprar dulces.
Poco después comenzó a remorderle la conciencia y no pudo disfrutar del dulce que había comprado; así que por dos domingos puso la cantidad robada en la ofrenda pero todavía no se sentía tranquilo. Finalmente no pudo soportar más y  entró a la oficina del pastor para confesarle lo que había hecho.
Ante su confesión el pastor le dijo: “Dios solamente desea  que te arrepientas sinceramente y restituyas lo robado. Ya has hecho las dos cosas”.
Después de orar con él, el niño salió de la  oficina del pastor sintiéndose aliviado de una gran carga y mucho más sabio.
En muchas oportunidades hemos cometido faltas contra nuestros hermanos y contra Dios, nos hemos arrepentido y hemos pedido perdón pero posiblemente no hemos restituido el mal hecho; o quizás, ha sucedido lo contrario, hemos enmendado el mal causado de forma anónima pero no hemos sido capaces de admitir nuestra culpabilidad.
El verdadero arrepentimiento nos lleva a actuar y eso requiere que seamos lo suficientemente humildes como para admitir nuestros errores, arrepentirnos y restaurar las vidas dañadas.
Cuando Zaqueo tuvo el encuentro con Jesús (Lucas 19: 1- 9) no sólo dio la mitad de su fortuna a los pobres, sino que devolvió cuatro veces más a los que había estafado.
Ese es el ejemplo que debemos seguir para poder vivir en paz y disfrutar de las bendiciones que Dios ha preparado para cada uno de nosotros.
Si tu pecado no fue contra tu prójimo sino que le fallaste a Dios, no dudes un minuto más y vuelve a sus brazos, Él nunca rechaza un corazón contrito y humillado.
“El Señor está cerca de los que tienen quebrantado el corazón;  él rescata a los de espíritu destrozado”.  Salmos 34:18 (NTV)

 
Ana María Frege Issa
        CVCLAVOZ    

lunes, 22 de agosto de 2016

¡Esfuérzate hasta que lo obtengas!


En los Juegos Olímpicos Rio 2016, cada atleta tiene una historia personal digna de compartir: sus luchas, logros y caídas,  todo lo que han trabajado para llegar lejos. De esas historias quisiera destacar una en especial que corresponde a una adolescente latina, siendo una muestra de lo que hace años de trabajo, disciplina, pasión y fortaleza.
Laurie Hernández (Gimnasia Olímpica) es una adolescente, pero su vida es muy diferente a las de las chicas de su edad. Ella pasa unas 36 horas a la semana entrenando y estudia desde su casa. Tiene poco tiempo para ir a cazar pokemons o salir de paseo con sus amigas, y con tan sólo 16 años no es sólo la atleta más joven de su equipo, sino que además es la segunda latina en representar a Team USA en la historia de esta disciplina.
¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos a la verdad corren, pero uno solo se lleva el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis. Todo aquel que lucha, de todo se abstiene; ellos, a la verdad, para recibir una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible.
Así que, yo de esta manera corro, no como a la ventura; de esta manera peleo, no como quien golpea el aire, sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado. 1 Corintios 9:24-27
Esta adolescente es una muestra de pasión y esfuerzo y de igual forma el Señor nos pide que luchemos, pero no para recibir un premio material como en las olimpiadas, sino una recompensa  eterna.
Pablo menciona que se entrenaba con propósito, él no corría por correr o golpeaba por golpear, sino que  tenía claro dónde quería llegar y lo que debería hacer para lograrlo, sabiendo que siendo un hombre que ha sido ejemplo para muchos, él mismo podía ser eliminado.
La pregunta es: ¿Te estás entrenando? ¿Estás esforzándote para recibir la corona que Dios menciona en su palabra? Así como te esfuerzas para alcanzar algo que deseas, de la misma manera Dios te pide que lo hagas para obtener lo que Él tiene preparado para ti. ¡Búscalo! Ora y estudia su palabra, obedece y vive el propósito que tiene para tu vida.

 
             Shirley Chambi
                 CVCLAVOZ    

sábado, 20 de agosto de 2016

¡Sigue el camino!


Un caracol empezó a trepar por un manzano en el mes de febrero. Mientras se deslizaba lentamente hacia arriba, un gusano asomó la cabeza desde una grieta del árbol donde se escondía y le dijo: “Estás desperdiciando tus energías. No hay ni una sola manzana ahí arriba.” A lo que el caracol respondió: “No, pero las habrá cuando llegue ahí”.
En esta pequeña historia, el final sería diferente si la reacción del caracol sería creerle al gusano y dejar el árbol de manzano, sin embargo su actitud y firmeza de saber qué le esperaba al final de su recorrido le ayudó a seguir la marcha, no importando que aún no estén las manzanas listas sino que el árbol daría el fruto anhelado en un tiempo oportuno.
Puede que el camino de Dios parezca incierto en algunas ocasiones, más aún cuando todo alrededor parece estar en nuestra contra o los acontecimientos terribles que pasan en el mundo a diario nos digan lo contrario, y quizá por ello muchos desistieron de continuar en esta carrera eterna, pero hay también quienes siguieron y siguen a pesar de todo obstáculo porque tuvieron fe, como indica Hebreos 11:33-35ª NTV “Por la fe esas personas conquistaron reinos, gobernaron con justicia y recibieron lo que Dios les había prometido. Cerraron bocas de leones, apagaron llamas de fuego y escaparon de morir a filo de espada. Su debilidad se convirtió en fortaleza. Llegaron a ser poderosos en batalla e hicieron huir a ejércitos enteros. Hubo mujeres que recibieron otra vez con vida a sus seres queridos que habían muerto…”
Tener la seguridad de cuál es nuestro destino eterno nos ayudará a perseverar a pesar de las malas situaciones, de lo que los demás digan incluso de lo que todo el mundo pueda creer.
Si tienes un ministerio o un sueño dado por Dios y aparentemente nada está a favor, acuérdate de que al final de este camino está lo que Dios nos prometió: Vida eterna junto a Él.
Quiero animarte a que no dejes de creer en el poder de Dios, y que nada te impida llegar a la meta.
Soraida Fuentes
     CVCLAVOZ    


viernes, 19 de agosto de 2016

Y tú ¿De qué te ríes?



"Y no se debilitó en la fe al considerar su cuerpo, que estaba ya como muerto (siendo de casi cien años, o la esterilidad de la matriz de Sara. Tampoco dudó, por incredulidad, de la promesa de Dios, sino que se fortaleció en fe, dando gloria a Dios, plenamente convencido de que era también poderoso para hacer todo lo que había prometido; por lo cual también su fe le fue contada por justicia.” (Romanos 4: 19-22)
Conocemos a Abraham como el padre de la fe, es el primer nombre que nos viene a la mente cuando pensamos en alguien que realmente le creyó a Dios sin dudar. Sin embargo, cuando Abraham recibió la promesa, de que sería padre de multitudes, no le fue tan fácil creer considerando su edad y la esterilidad de su esposa:
“Entonces Abraham se postró sobre su rostro, y se rió, y dijo en su corazón: ¿A hombre de cien años ha de nacer hijo? ¿Y Sara, ya de noventa años, ha de concebir?” Génesis 17:17.
Esto al menos nos muestra un Abraham un poco más terrenal, razonando o calculando como lo hacemos nosotros, pero también sobreponiéndose a la duda hasta transformarse en un verdadero campeón de la fe. Cuando Sara se enteró de la promesa también se rió: “Se rió, pues, Sara entre sí, diciendo: ¿Después que he envejecido tendré deleite, siendo también mi Señor ya viejo?” (Génesis 18:12).
Pablo no dice que Abraham creyó "en" Dios, obviamente ya creía en Él, sino que le "creyó a Dios". Había una actitud constante de creerle, se trataba de una vida de fe, en fidelidad y obediencia. Siempre creía lo que Dios le decía y por lo tanto le obedecía. (Hebreos 11:8-19).
El pasaje citado nos dice que la fe de Abraham le fue contada por justicia. También encontramos casi idéntica expresión en Génesis 15:6, Gálatas 3:6 y Santiago 2:23. En este último caso se agrega un elemento más, que por haberle creído, Abraham fue llamado amigo de Dios. Cuando Dios trataba con Abraham, todavía no existía la ley, ni la circuncisión, pero Dios lo llamó y Abraham obedeció, le dio una promesa y él la creyó. El resultado de esto es que Dios justificó a Abraham porque le creyó.
Sabemos que tenemos preciosas promesas de parte de Dios, pero muchas veces reaccionamos como Abraham o Sara, con una sonrisa de incredulidad, pensando ¿Cómo será posible semejante cosa?, analizamos y evaluamos con nuestras capacidades humanas y parece una locura.
Quizás alguien te dio una palabra y nunca la terminaste de creer, te hablan de sueños grandes y recibes el mensaje como si esto solo fuera aplicable a otros, pero no para ti. Seguramente Abraham también tuvo este tipo de pensamientos, él mismo hizo un análisis de situación que de ninguna manera alimentaba su esperanza de ser padre. Sin embargo no se quedó con la duda ni con el temor, sino que de todo corazón le creyó a Dios, le fue obediente, pudo ver las promesas cumplidas y además por esto Dios se lo contó por justicia.
Por lo tanto, abandonemos las sonrisas de incredulidad, no oigamos las palabras de quienes pretenden venir a desanimarnos diciendo que es imposible, tomemos hoy el ejemplo de Abraham que creyó en esperanza contra esperanza.  (Romanos 4:18).

 
             Daniel Zangaro
                CVCLAVOZ    

jueves, 18 de agosto de 2016

Olimpiadas



Cuando un atleta logra ganar una medalla de oro, generalmente corre a abrazar a su entrenador, a sus amigos y a los familiares que lo hayan acompañado. La emoción es evidente durante esos segundos, pero quizás la explosión completa de alegría llega cuando sube al podio para recibir su premio.
Como todos sabemos, se empieza a repartir las medallas de oro, plata y bronce, entre el primer, el segundo y el tercer lugar respectivamente. Después llega otro momento emotivo: el himno nacional del país al que representa el ganador de la presea dorada es entonado. Muchos hombres y mujeres que llegaron ese momento no pueden contener la emoción y simplemente lloran, conmovidos recordando el camino que han recorrido hasta llegar a ese instante.    
Kerri Lee Walsh, una voleibolista profesional estadounidense, refiriéndose a ese momento dijo durante una entrevista: “No existen suficientes palabras bellas para describir la satisfacción… Toda la gratitud que uno siente en ese momento. Es algo que brinda humildad también. Es la culminación de una etapa. Son cuatro años u ocho o toda una vida para  llegar a ese momento… Pienso en todas las personas que me han ayudado y han estado ahí para mí a lo largo del camino y los llevo conmigo al podio. El mejor agradecimiento que puedo darles es haber ganado...”
Podríamos comparar ese momento de premiación, aunque en una medida mucho menor, con el momento de recibir el galardón en los cielos: Apocalipsis nos describe los instantes en los que recibiremos una corona de oro y la paga por nuestras obras realizadas en la tierra, también entonaremos una canción de alabanza a Dios por su regalo de Salvación e incluso la Biblia dice que Él mismo enjugará las lágrimas de nuestros rostros.
En las olimpiadas hay gente que se prepara toda su vida para llegar a ese instante, muchos se sienten satisfechos por haber quedado entre los 10 o 5 primeros lugares del mundo, pero el objetivo siempre es ganar la medalla de oro y ser el número 1. El apóstol Pablo nos anima a esforzaron por ese primer lugar en la carrera de la fe.
“Ustedes saben que en una carrera todos corren, pero solamente uno recibe el premio. Pues bien, corran ustedes de tal modo que reciban el premio. Los que se preparan para competir en un deporte, evitan todo lo que pueda hacerles daño. Y esto lo hacen por alcanzar como premio una corona que en seguida se marchita; en cambio, nosotros luchamos por recibir un premio que no se marchita.” 1 Corintios 9:24-27 Versión Dios Habla Hoy
Sigue luchando y sigue adelante, sabiendo que Dios está preparando un galardón para premiar tu trabajo y tu fidelidad.
              Héctor Colque
                CVCLAVOZ    

miércoles, 17 de agosto de 2016

El testamento



Se cuenta que Juan Eyre, cuyo nombre figura en las memorias de la criminología inglesa como ladrón, a pesar de que poseía una fortuna de 30.000 libras, cantidad inmensa en su tiempo, tenía un tío que hizo testamento en favor  de un servidor de Dios para fines caritativos. Sin embargo, poco antes de su muerte, cuando se hallaba senil, cambió de opinión e hizo un nuevo testamento, dejando toda su fortuna a su sobrino y un legado al mencionado pastor de sólo 500 libras.
El avaricioso sobrino, poco después de la muerte de su tío, encontró el último testamento y al observar dicho legado para obra benéfica, pensando que él era el único heredero como pariente más próximo, sin ningún tipo de escrúpulo, destruyó el testamento y tomó posesión de toda la fortuna del fallecido.
Pocos días después recibió la visita del referido pastor quien le preguntó si su tío no había hecho un testamento antes de morir, a lo que el sobrino respondió negativamente, con toda desfachatez. ¡Cuál no fue su sorpresa cuando vio al recién llegado sacar el primer testamento  del difunto en el cual le nombraba a su visitante heredero de todo, excepto de un legado de 200 libras para el sobrino!. Como no tenía ninguna prueba para demostrar que su tío había cambiado de  parecer, y el testamento destruido no se hallaba registrado, tuvo que entregar  para obra benéfica, no tan sólo las 500 libras, sino todos los bienes   de los que había tomado.
Familias destruidas, asesinatos, guerras, vidas perdidas e incluso algunas enfermedades tienen su origen en el amor al dinero, en el afán de querer tener más, poniendo de lado  las cosas que realmente importan.
 “Después de todo, no trajimos nada cuando vinimos a este mundo ni tampoco podremos llevarnos nada cuando lo dejemos.  Así que, si tenemos suficiente alimento y ropa, estemos contentos. Pero los que viven con la ambición de hacerse ricos caen en tentación y quedan atrapados por muchos deseos necios y dañinos que los hunden en la ruina y la destrucción. Pues el amor al dinero es la raíz de toda clase de mal; y algunas personas, en su intenso deseo por el dinero, se han desviado de la fe verdadera y se han causado muchas heridas dolorosas”. 1 Timoteo 6:9-10 (NTV)
Posiblemente no tengamos todo lo que deseamos o quizás pensemos que es injusta la forma cómo está distribuida la riqueza y puede ser cierto, pero el que tengamos más dinero o menos no nos hará felices, y basta ver la cantidad de celebridades que recurren a los vicios o al suicidio pese a tener “todo”; si no sabemos ser agradecidos con lo poco que tenemos tampoco seremos con más cosas, por el contrario siempre buscaremos tener más.
“Los que aman el dinero nunca tendrán suficiente. ¡Qué absurdo es pensar que las riquezas traen verdadera felicidad!” Eclesiastés 5:10 (NTV)
Dios, en su infinita sabiduría y bondad nunca nos deja desamparados, siempre provee para nuestras necesidades en el momento justo. Agradece a Dios por lo que tienes y disfruta de las bendiciones que diariamente recibes de nuestro Padre.

             Ana María Frege Issa
                      CVCLAVOZ    

lunes, 15 de agosto de 2016

Un herido no puede curarse solo


Después de estas cosas había una fiesta de los judíos, y subió Jesús a Jerusalén.
Y hay en Jerusalén, cerca de la puerta de las ovejas, un estanque, llamado en hebreo Betesda, el cual tiene cinco pórticos. 
En éstos yacía una multitud de enfermos, ciegos, cojos y paralíticos, que esperaban el movimiento del agua. Porque un ángel descendía de tiempo en tiempo al estanque, y agitaba el agua; y el que primero descendía al estanque después del movimiento del agua, quedaba sano de cualquier enfermedad que tuviese.
Y había allí un hombre que hacía treinta y ocho años que estaba enfermo.
Cuando Jesús lo vio acostado, y supo que llevaba ya mucho tiempo así, le dijo: ¿Quieres ser sano? Señor, le respondió el enfermo, no tengo quien me meta en el estanque cuando se agita el agua; y entre tanto que yo voy, otro desciende antes que yo.
Jesús le dijo: Levántate, toma tu lecho, y anda. Y al instante aquel hombre fue sanado, y tomó su lecho, y anduvo. Y era día de reposo aquel día. Juan 5:1-9
Es difícil que una persona herida pueda curarse sola, generalmente precisa de un doctor que le ayude en este proceso, ya que su lesión puede infectarse rápidamente. El hombre del estanque se encontraba paralitico y por mucho tiempo estuvo esperando que alguien lo ayudara a entrar al agua para ser sano ¡y tuvo la oportunidad de recibir la propia presencia de Jesús para su sanidad!
Así como precisamos de un doctor que ayude a desinfectar las heridas externas que podemos tener, de igual forma precisamos a alguien que nos apoye en las heridas emocionales. Es posible que en este momento existan a tu alrededor personas que se encuentren deprimidas, con resentimiento, o con alguna enfermedad y dolencia ¡Tú puedes ser esa persona que le ayude a empezar su sanidad! ¿Qué esperas para hablarle de Cristo?
¡Levántate y ayuda! Bríndale lo que necesita, pero recuerda lo más importante ¡Acércalo al único que puede sanarlo completamente! Preséntale a Jesús y su poder.

 
              Shirley Chambi
                  CVCLAVOZ  

viernes, 12 de agosto de 2016

Valiente


Una historia de la mitología Griega cuenta cierto conflicto entre dos reinos poderosos: Paris, el hijo menor del rey de Troya se había robado a escondidas a la esposa de Menelao, rey de Esparta. Cuando todo se descubrió comenzó el enfrentamiento de ejércitos entre estas dos ciudades.
Troya era un país rodeado de muero y cuando el ejército Espartano los rodeó, exigieron que el príncipe saliera a luchar para limpiar la ofensa que había cometido. 
Aunque Paris tenía cierta destreza con el arco y la flecha, en el combate cuerpo a cuerpo era muy descoordinado y no poseía ninguna habilidad. Su padre el rey lo sabía y enviaba guerrero tras guerrero en nombre de su hijo para pelear por él, pero un hombre llamado Aquiles terminaba venciéndolos a todos. Posteriormente, alguien tuvo la idea de hacer un enorme caballo de madera para concretar la invasión a la ciudad fortificada y como sabemos, todo funcionó según el plan. Los soldados Espartanos invadieron Troya.
Según el relato, durante el asalto a la ciudad, Paris estaba escondido tras un balcón asomándose tímidamente tratando de disparar flechas a los soldados invasores. En ese afán vio a Aquiles entre la multitud a quien intentó matar, pero la flecha que disparó fue desviada por un dios llamado Apolo, haciendo que llegara justo a su talón e hiriéndolo irremediablemente.
Esta es la historia mitológica del Caballo de Troya en la que Paris, el hijo del rey, quedó como un muchacho cobarde al que proteger significaba encubrir sus errores y ayudar, significaba que alguien más debía enfrentar sus responsabilidades
La Biblia también cuenta la historia de varios guerreros entre los cuales podemos destacar a David, un muchachito sin más experiencia en batalla que la que adquirió al cuidar las ovejas de su padre. Incluso 1 Samuel 17:35, menciona que cuando un león o un oso se llevaba a una oveja, lo perseguía para quitárselo de la boca y si el animal volvía a atacarlo, lo agarraba y lo golpeaba hasta matarlo. Posteriormente sabemos que derrotó al más grande y fuerte de los soldados Filisteos, demostrando su valentía y confianza en Dios.
Toma en cuenta las diferencias: Paris todo el tiempo estaba escondido y al final logró derrotar a Aquiles porque alguien más desvió la flecha que lanzó, pero en los relatos Bíblicos todos los guerreros de Dios fueron llamado a ir al frente de batalla. Es verdad que en muchas ocasiones ellos no hicieron nada más que obedecer cierta orden y Dios fue quien hizo todo el trabajo, pero el común denominador es que debían ser valientes y estar siempre al medio de la batalla. Pero ninguno estaba escondido mientras todos se resolvía de alguna manera, Jehová no enviaba a otro soldado a pelear sus batallas y en el caso de David, no usó su poder para desviar la piedra que le había lanzado a Goliat.
Los héroes de la Biblia siempre son mencionados con nombre y genealogía, pero los cobardes casi nunca aparecen más que como personajes sin identidad.  Nunca se menciona elogios para gente que no se atreve a luchar, más bien podemos leer capítulos enteros dedicados a relatar historias de hombres y mujeres valientes, que tomaron una promesa o palabra de Dios, enfrentaron una dificultad, encararon el conflicto y que estuvieron dispuestos a creer.
“Tengan valor y firmeza; no tengan miedo ni se asusten cuando se enfrenten con ellas, porque el Señor su Dios está con ustedes y no los dejará ni los abandonará.” Deuteronomio 31:6 Vieron Dios Habla Hoy
No seas como Paris viviendo escondido creyendo que el rey va a enviar a otros a pelear tus batallas, más bien aprende de David, desarrollando nuevas habilidades al enfrentando los retos que tengas hoy y creyendo que el poder de Dios puede actuar a través de ti.  
  
               Héctor Colque
                  CVCLAVOZ    

lunes, 8 de agosto de 2016

IRREPARABLE PERDIDA

Alicia Estévez
alicia.estevez@listindiario.com
Cuando creemos que alguien lo tiene todo, y aparenta la fortaleza suficiente como para enfrentar cualquier reto, no es tan fácil que los demás nos demos cuenta de que esa persona se está desmoronando. Como ocurre con la locura, quien padece una depresión es el primero en detectar los síntomas pero no así la manera de curarlos. En el caso de las mujeres, una psicóloga me comentaba que los foros sobre salud mental empiezan a plantearse  el debate sobre la disparidad entre la cantidad de mujeres que sufren  depresión y ansiedad y los hombres que enfrentan estos mismos problemas. Nosotras les ganamos a ellos por una cabeza y el origen de esta diferencia, me comentaba la psicóloga, está en la enorme cantidad de roles que debemos asumir, y los retos emocionales, físicos e intelectuales, que esos roles conllevan. Somos amas de casa, madres, esposas, profesionales, hijas, y, además, recibimos la presión de la apariencia física que conlleva  una lucha a muerte contra el envejecimiento. Es una lista de requisitos a llenar que a nadie le parecen demasiados, hasta que trata de reunirlos todos y pasar, además, con notas excelentes los exámenes.   La mayoría reprobamos  alguna de las materias,  pero mientras mejor puntuación sacamos lo que entregamos a cambio es más valioso que el aparente éxito logrado.  Porque el yo interno de las mujeres, la persona sana y entera que  pasa de niña a adulta, se desintegra en una carrera en la que nosotras avanzamos tan deprisa que vamos dejando los pedazos  de nuestra estructura emocional sin darnos cuenta que se  desprendieron. El desequilibrio que evidenciamos da pie a la crítica de muchos,  y al apoyo de unos pocos.  Estos últimos son los que notan que algo está pasando con la persona que antes conocieron. Porque, desde fuera, se puede asumir que esas mujeres, que van alcanzado metas y realizando sueños, se convierten en peores personas cada día,  pese a que ellas tratan de mostrar lo contrario, poniéndose, con este esfuerzo, cada vez más presión.  La que por fuera es una mujer de éxito, con un matrimonio de envidia, hijos hermosos y buena posición económica, por dentro puede ocultar un ser humano exprimido hasta el bagazo, aterrado y tambaleante. Sólo que nadie lo nota hasta que un día colapsa y se derrumba mientras observa que el mundo que ella creía que sin su presencia se haría añicos, la familia, el trabajo, los hijos, continúa su agitado curso lamentando mucho, claro,  la irreparable pérdida.

Una vida agradable



“Pero Noé halló gracia ante los ojos de Jehová.” Génesis 6:8 (RVR1960)
La tierra se había corrompido y estaba llena de violencia, la descripción es parecida a los tiempos que vivimos hoy en día;  entonces, Dios decidió destruir a todas las criaturas vivientes. Sin embargo, el Señor se fijó en Noé y le gustó su buena conducta.
¿Qué hizo Noé para que Dios se fijara en él, salvará su vida y luego a su familia?  ¿Cómo pudo marcar la diferencia si toda la tierra estaba llena de maldad? ¿Será posible escapar de la mala influencia de este mundo? ¿Por qué Dios puso su mirada en Noé?
La Biblia dice: “…Noé era un hombre justo, la única persona intachable que vivía en la tierra en ese tiempo, y anduvo en íntima comunión con Dios”. Génesis 6: 9 (NTV)
Noé vivió una vida “agradable” a Dios, de manera que su conducta atraía la presencia del Señor. Y ese debe ser el principal propósito de nuestras vidas, vivir una vida que agrade a Dios. Por lo tanto nuestra tarea más importante es descubrir cómo agradar al Señor con nuestras vidas.
Para ello Noé nos enseña que necesitamos mantener una comunión personal con Él y conocerlo más por medio de su palabra. “…y anduvo en íntima comunión con Dios.” Génesis 6: 9 (NTV) El anhelo de Dios es que lo conozcamos y que pasemos tiempo con él. Solo así podremos saber que es aquello que necesitamos para vivir bajo su voluntad.
Tener comunión con Dios, aprender a amarlo y ser amados por él, debería ser el mayor objetivo de nuestra vida. No hay ninguna otra cosa que tenga más importancia. Jesús dijo: “Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. Este es el primer mandamiento y el más importante.” Mateo 22: 37-38 (NTV)
Dios está buscando personas como Noé: personas dispuestas a vivir de manera justa y obediente. “Noé hizo todo exactamente como Dios se lo había ordenado.” Génesis 6:22. “Así que Noé hizo todo tal como el Señor le había ordenado.” Génesis 7:5
¿Por qué a Dios le agrada tanto la obediencia? Porqué es la demostración de que realmente lo amamos. La obediencia de Noé a Dios lo bendijo y salvó su vida y la de su familia de la destrucción que se venía.
Analiza que tan agradable es tu vida delante Dios y si reconoces que estás lejos,  pon tu vida en sus manos y deja que él como nuestro perfecto alfarero le dé la forma que más convenga, según su santo propósito. Luego medita en su palabra y vive conforme a sus enseñanzas. Si te llenas de fe, amor y esa presencia tan maravillosa del Espíritu Santo, estarás viviendo el estilo de vida que le agrada a nuestro Dios eterno.
“Dios, desde el cielo, mira a hombres y a mujeres; busca a alguien inteligente que lo reconozca como Dios.” Salmos 14:2 (TLA)
 Diego Jora
             CVCLAVOZ

viernes, 5 de agosto de 2016

Duro de matar



¿Recuerdas esta película, donde el protagonista, está por casi dos horas a punto de morir, pero nunca muere y se salva de todas? Parece imposible que salga con vida de todas aquellas situaciones. Le tiran tiros, bombas de todos lados y siempre sale vivo. Increíble.
¿Y los cristianos, somos duros de matar? A veces parece que pequeños golpes nos desaniman, al punto de querer largarlo todo.
En la Biblia, vemos algunos ejemplos de “Duros de matar”, personas que tenían todo listo para morir, lo más lógico era que murieran, pero Dios le dio la victoria y uno de ellos es Pablo.
Entonces vinieron unos judíos de Antioquía y de Iconio, que persuadieron a la multitud, y habiendo apedreado a Pablo, le arrastraron fuera de la ciudad, pensando que estaba muerto.
Pero rodeándole los discípulos, se levantó y entró en la ciudad; y al día siguiente salió con Bernabé para Derbe.  Hechos 14: 19-20
Para ser un duro de matar, tu vida tiene que estar sobre la Roca, vendrán vientos, tempestades, problemas, pero no podrán contigo porque tus fundamentos son sólidos.
¿Por qué vemos tantos “Creyentes que suben y bajan”, se apartan, se arrepienten, se vuelven a apartar? Hoy adoran a Dios, parece que tocan el cielo con las manos y mañana, desanimados, criticando a todo el mundo, en primer lugar al pastor y la iglesia.
¿No habrá que tener fundamentos sólidos, raíces profundas?
Hay personas que al igual que Pablo, han recibido muchas piedras, de problemas familiares, de división, de contienda, de divorcios, de fracasos, de críticas, envidias, traiciones, maldades, estafas, y demás.
Quizás algunos al ver todo lo que te pasa te crean muerto, pensando que de esta no te levanta más, si estás completamente tapado por las piedras, estás muerto, de esta es imposible que salgas.
Sin embargo dice la Biblia, que lo rodearon sus discípulos y Pablo salió caminando entre ellos, parecía muerto pero una vez más se levantó para seguir haciendo la obra de Dios.
¿Eres un duro de matar?, no lo dudes, Dios te levantará una vez más y lo que el diablo planeó para destrucción, Dios los transformará en una resonante victoria como una oportunidad para darle a Él toda la gloria.
Daniel Zangaro
             CVCLAVOZ   

jueves, 4 de agosto de 2016

Bandera Blanca



El castillo de Cortegana era una fortaleza medieval española levantada en el siglo XII en la línea fronteriza con Portugal, cuya finalidad era la de resguardar su soberanía territorial. La armada de España constantemente enviaba soldados a ese lugar y, con el tiempo, se convirtió en un pueblo que existe hasta nuestros días.
Una historia en torno a este castillo cuenta que en una ocasión gran parte de los escuadrones españoles se puso en marcha a esta zona con el propósito de revisar toda la línea fronteriza, terminar los trabajos de construcción de la fortaleza, levantar casas para que vivan las familias de los soldados destinados y comenzar con trabajos de agricultura.
Mientras ellos estaban en camino, el vigía vio que por el otro lado se acercaba un gran contingente de caballos de guerra y soldados de a pie, levantando banderas de guerra. De inmediato el soldado advirtió sobre el inminente peligro a sus superiores, quienes enviaron un jinete para pedir refuerzos. 
Los soldados enemigos llegaron primero y acamparon a poca distancia del castillo, y como era costumbre, enviaron un emisario a solicitar su rendición o de lo contrario, al amanecer del día siguiente, atacarían y no dejarían a nadie con vida.
El pánico se apoderó de todos. Pocas horas después llegó el mensajero que fue enviado diciendo que la ayuda llegaría al amanecer del día siguiente, pero para que esos soldados tomaran una estrategia ofensiva o defensiva, debían levantar una bandera blanca en la sima del castillo. 
Al amanecer del día del ataque, una bandera blanca ondeaba en el mástil de la torre más alta de la fortaleza. Los soldados enemigos se acercaron creyendo que se habían rendido, dejaron sus lanzas y envainaron sus espadas, soltaron sus escudos y caminaron con calma para saquear todo lo que podían. En ese momento, una lluvia de flechas cayó sobre ellos matando a muchos y mientras los que aún quedaron en pie estaban pasmados, una línea de hombres a caballo los rodeó y en pocos minutos, arrasaron con todos.
Algo similar pasa en nuestra vida. Las dificultades siempre suelen llegan antes que las soluciones y en ocasiones, esas dificultades son inmensamente superiores a las fuerzas de cualquiera. Seamos realistas, muchos de esos problemas definitivamente exceden cualquier capacidad humana. Quizás la solución es rendirse, y aunque normalmente eso significa que todo ha terminado, en la vida cristiana no es así.
La bandera blanca del castillo de Cortegana no fue puesta como señal de derrota, sino que hondeaba en la sima del mástil para que la ayuda llegara. Como cristianos sabemos que por un lado nuestro adversario se levanta amenazante, pero por el otro está Dios quien quiere ayudarnos. Levanta la bandera blanca para rendirte ante Dios, por que decir “no puedo más”, es permitir que sea Él quien pelee por ti.
“Porque yo Jehová soy tu Dios, quien te sostiene de tu mano derecha, y te dice: No temas, yo te ayudo.” Isaías 41:13 Versión Reina Valera 1960
Ríndete ante Dios, exprésale tu problema y deja que Su Poder tome el control.
 Héctor Colque
   CVCLAVOZ  

miércoles, 3 de agosto de 2016

El perdón



Cuenta una historia,  que un esclavo  en las Indias Occidentales  fue puesto por su amo en una posición de alguna importancia,  en la administración de su ingenio, a causa de su integridad y buena conducta.
En cierta ocasión, deseando comprar veinte esclavos más,  empleó a su esclavo  para que los eligiese. El hombre fue al mercado de esclavos y empezó a escoger. De repente fijó sus ojos en un anciano decrépito, y dijo a su amo que este hombre mayor debía ser uno de los elegidos. El amo quedó muy sorprendido y  protestó contra ello.
El esclavo siguió rogando que fuese indulgente; cuando el traficante notó su afán dijo que si le compraban veinte, les regalaría el anciano con los demás.
La compra fue hecha y los esclavos fueron conducidos al ingenio de su amo; pero ninguno de los escogidos  tuvo tanto  cuidado y atención del criado como el  anciano africano.
Sorprendido el amo por las atenciones que prodigaba sobre el esclavo privilegiado, le preguntó la causa:
       - Tú no tomarías tanto interés en este anciano si no fuera algún pariente. ¿Es tu padre?
       - No, mi amo, - repuso el criado- Él no es mi padre.
       - ¿Entonces es tu hermano o algún pariente?
       - No mi amo, nada de eso.
       - Entonces – dijo el amo - ¿Por qué lo cuidas tanto?
     - Es mi enemigo.  Él me vendió en el mercado de  esclavos y mi Biblia me dice que debo perdonar a mis enemigos, y que cuando tuvieren hambre les dé de comer, y cuando tuvieren sed les dé de beber.

No es  nada fácil amar a quienes nos lastiman, hacerles el bien no está en nuestros pensamientos, es más, en ocasiones si podemos evitar a esa persona que nos causó dolor, lo haremos. Sin embargo, si queremos vivir de acuerdo a los mandamientos de Dios y agradarlo con nuestra vida, tenemos que seguir sus mandamientos.
 “A los que están dispuestos a escuchar, les digo: ¡amen a sus enemigos! Hagan bien a quienes los odian. Bendigan a quienes los maldicen. Oren por aquellos que los lastiman. Si alguien te da una bofetada en una mejilla, ofrécele también la otra mejilla. Si alguien te exige el abrigo, ofrécele también la camisa.  Dale a cualquiera que te pida; y cuando te quiten las cosas, no trates de recuperarlas.  Traten a los demás como les gustaría que ellos los trataran a ustedes. Si solo aman a quienes los aman a ustedes, ¿qué mérito tienen? ¡Hasta los pecadores aman a quienes los aman a ellos! Y si solo hacen bien a los que son buenos con ustedes, ¿qué mérito tienen? ¡Hasta los pecadores hacen eso! Y si prestan dinero solamente a quienes pueden devolverlo, ¿qué mérito tienen? Hasta los pecadores prestan a otros pecadores a cambio de un reembolso completo. ¡Amen a sus enemigos! Háganles bien…” Lucas 6:27 – 35 (NTV)
No siempre los mandamientos de Dios son de nuestro agrado, humanamente hablando, nos cuesta cumplirlos, nos confrontan, nos llevan a dejar de lado nuestro orgullo, nos exigen un esfuerzo mayor; pero todo lo que nuestro Padre nos ordena, tiene una razón de ser y siempre traen bendiciones para nuestras vidas.
No permitas que la falta de perdón, el rencor y la amargura te hagan su prisionero y te roben el gozo y la paz que Dios tiene para ti.
    Ana María Frege Issa
            CVCLAVOZ    

lunes, 1 de agosto de 2016

No tengo nada que darte



¿Alguna vez te has sentido insignificante por tener poco que dar? Al compararnos con otras personas y observar nuestras propias carencias podemos sentirnos pequeños y débiles. La pregunta es: ¿Cómo te mira Dios?
Oyéndolo Jesús, se apartó de allí en una barca a un lugar desierto y apartado; y cuando la gente lo oyó, le siguió a pie desde las ciudades. Y saliendo Jesús, vio una gran multitud, y tuvo compasión de ellos, y sanó a los que de ellos estaban enfermos.
Cuando anochecía, se acercaron a Él sus discípulos, diciendo: El lugar es desierto, y la hora ya pasada; despide a la multitud, para que vayan por las aldeas y compren de comer. Jesús les dijo: No tienen necesidad de irse; dadles vosotros de comer. Y ellos dijeron: No tenemos aquí sino cinco panes y dos peces. Él les dijo: Traédmelos acá.
Entonces mandó a la gente recostarse sobre la hierba; y tomando los cinco panes y los dos peces, y levantando los ojos al cielo, bendijo, y partió y dio los panes a los discípulos, y los discípulos a la multitud. Y comieron todos, y se saciaron; y recogieron lo que sobró de los pedazos, doce cestas llenas. Y los que comieron fueron como cinco mil hombres, sin contar las mujeres y los niños. Mateo 14: 13-21
Estaba oscureciendo y  por esta razón los discípulos querían despedir a la gente prontamente para que  pudieran comprar comida; pero Jesús, teniendo compasión de las personas, quiso darles alimento. Los discípulos se asustaron, puesto que la gente era mucha, pero, Él solamente les pidió que entregaran lo que tenían, en este caso, cinco panes y dos peces, con los cuales ocurrió el milagro.
Jesús hizo un milagro con lo poco que tenía el pueblo de Dios para dar, Él bendijo esto y se hizo el milagro. A veces, nos sentimos pequeños, débiles y pensamos que tenemos muy poco para dar Dios, pero olvidamos que Él quiere mostrar su poder por medio nuestro.
Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte. 2 Corintios 12:10
En una ocasión fuimos con algunas personas a hablar de Dios a un hospital, entre ellos se encontraba un amigo, quien manifestaba ser nuevo y tener poco conocimiento como para predicar. Uno de los lideres le dijo: “comparte sólo lo que tienes” Él recordó el único versículo que sabía (Juan. 3:16) y comenzó a predicar, las personas al escuchar este mensaje tan claro y sencillo se pusieron a llorar y pedir que se manifieste el amor de Dios.
Dios conoce tus debilidades, sufrimientos, necesidades, así que no escapes de su presencia, Él no quiere que te alejes, al contrario, te pide que le entregues solamente lo que puedes dar porque en sus manos es muy valioso y sucederán milagros.
¡No te sientas débil o pequeño porque con Cristo eres invencible!

      Shirley Chambi
          CVCLAVOZ