martes, 31 de mayo de 2022

Diligencia o negligencia

 

Diligencia o negligencia

Con diligencia el campesino labra y siembra la tierra.  él sabe que la negligencia es el peor enemigo de la productividad.  Su diligencia se demuestra en la hora temprana de la mañana, porque  desea aprovechar bien el tiempo. Su diligencia se demuestra en el lugar donde guarda las herramientas y las semillas.   Su diligencia se ve en su pronto y rápido caminar y jamás dará en su trayectoria un paso que eche a perder la futura cosecha.  Mientras camina tiene cuidado de no deslizarse porque quiere llegar a su destino y convertir todas sus fuerzas y energías en lo que es primordial para él y su familia.

Caminando por las calles de San José, Costa Rica en tiempo de invierno, una tarde casi pierdo el equilibrio, ya que las aceras en esa ciudad son bien lisas y al humedecerse se convierten en un sendero de alto riesgo para los transeúntes.  Desde ese momento cada vez que camino en invierno por el centro de San José camino con mucha atención y cuidado.  El libro de Hebreos capitulo 2, verso 1 dice: “Por tanto, es necesario que con más diligencia atendamos a las cosas que hemos oído, no sea que nos deslicemos”.

            Por qué Pablo comienza con un : Por tanto?   Porque :

            1.- Dios ha hablado de muchas veces.

            2.- Dios ha hablado de muchas maneras. (Profetas y finalmente su Hijo), por lo tanto es: Necesario que con más diligencia atendamos a las cosas que hemos oído”.  La Palabra de Dios, necesita hoy, ser más escuchada por los siervos y ministros, para que no haya un desliz y al escucharla nos podamos levantar y proceder a la diligencia.

RADIOGRAFÍA DE UN SIERVO NEGLIGENTE.

En el Libro de II Reyes 5:20-27, encontramos la radiografía de un siervo que no puso diligencia y se deslizó tristemente.  Giezi, siervo de Elíseo había estado rodeado de un ambiente espiritual muy rico, pero ignoró como Dios había hablado de muchas y múltiples maneras.. y al no poner diligencia. .se deslizó.  La experiencia triste de Giezi nos exhorta a tener como siervos de Dios mucho cuidado de las siguientes cosas que nos pueden hacer deslizar y terminar siendo descalificados.  Todos conocemos el trasfondo de esta historia, cuando Nahamán fue sanado de la lepra y quiso recompensar a Elíseo por el milagro.  Elíseo rehusó recibir regalo alguno.  Mientras esto acontecía internamente en el corazón de Giezi, sucedían cosas muy significativas.

CUIDADO CON EL MONÓLOGO INTERNO.  II Reyes 5:20.  Giezi dijo entre sí”                  

Cuál es nuestro monólogo interno?  Lo que estamos hablando con nosotros mismos determina lo que llena nuestro corazón.  Es nuestro monólogo interno la verdad de Dios o está saturado de nuestros propios deseos y anhelos.  El monólogo interno de Giezi estaba lleno de codicia: “Correré yo tras él y tomaré alguna cosa”.  El ministerio que por gracia hemos recibido de Dios puede fácilmente saturarse de codicia para lograr las cosas que fuera del ministerio nos costaría más dinero o esfuerzo.    El monólogo interno nos indicará las motivaciones que tenemos para servir.  Por que queremos predicar, ministrar o surgir?.  Atendamos ese monologo interno.

CUIDADO CON USAR EL NOMBRE DE DIOS.  II Reyes 5:22a.  “Mi señor me envía a decirte” .    

No tenemos permiso ni autoridad de hablar en nombre de Dios, si él no nos ha enviado.  Cuidemos de caer en las conocidas expresiones de : “El Señor me reveló”.  “El Señor me mostró” “El Señor me ha movido”.  “El Señor quiere que…”   Se que Dios revela, habla y mueve, pero debemos cuidarnos de no usar estas expresiones cuando en realidad son nuestros propios deseos y ambiciones que al igual de Giezi corren tras Nahamán.  Es muy fácil usar el nombre de Dios para lograr nuestros propósitos, como Giezi, quien aprovechó su posición para hablar en nombre de su señor.  Busquemos  la diligencia cuidando de no hablar en nombre de Dios para lograr ambiciones personales.

CUIDADO CON LA MENTIRA.   II Reyes 5:22b-  “He aquí vinieron en esta hora dos jóvenes”.  

Hablar en nombre de Dios cuando él no nos ha mandado es caer directamente en la mentira.  La mentira es una espiral incontenible que me guía de una mentira a otra para poder mantener la reputación..es una espiral absorbente y destructiva.  Hay desliz cuando ya nuestra vida comienza a  aceptar las mentiras en informes, falsificación de números, reportes exagerados, testimonios barnizados y manchados de exageración y manejo fraudulento de fondos, para mantener nuestra reputación.   Guardemos la diligencia echando definitivamente la mentira de nuestra vida.

CUIDADO CON LAS MASCARAS.  II  Reyes 5:23 a. “Y le insistió”                    

             Esta expresión “le insistió”, demuestra que Giezi se puso una máscara ante Nahaman.  Nahamán le decía: No, un talento no, llévale dos.  Giezi decía: “No, mi Señor dijo que uno” y Nahaman seguía insistiendo.  La máscara de la inocencia y del no quiero tanto”, cuando en realidad el corazón pide más y más.  El pueblo sabe cuando nosotros como ministros decimos: “No por favor  no me de eso”.  “No, por favor..no tanto.. con poco tengo” y en nuestro corazón tenemos la mano extendida.  Mantengamos la diligencia quitándonos la mascara y andando con integridad y originalidad.

CUIDADO CON USAR LA GENTE.  II Reyes 5:23b-  “y lo puso todo a cuestas a dos de sus criados para que lo llevasen delante de él”… 

Un talento tenía más de 30 kilos.  Los siervos llevaban la carga, mientras Giezi les dirigía.  A Giezi no le importó ver el esfuerzo de esos dos criados llevando el peso de su codicia.  Oh, hermano Ministro: Cuidado con usar la gente para nuestro propio provecho personal.  Cuantas son las ovejas que llevan el peso de la satisfacción personal de sus líderes.   Podemos manipular al pueblo y conseguir de ello todo lo que anhelamos, pero nuestra conciencia nos  seguirá y el Señor un día nos lo demandará.  Abrasemos la diligencia decidiendo no usar jamás a la gente para nuestro provecho personal.

CUIDADO CON LOS LUGARES SECRETOS    II Reyes 5:24. “ y así que llegó a un lugar secreto”.   

Giezi tenía un lugar secreto donde guardar su pecado.  Note los siguientes verbos:  Llegó, Tomó, Guardó y Mandó.  Había determinación, planificación y premeditación . Cuidado con los lugares secretos.  En un siervo de Dios no puede haber sino un solo lugar secreto.  El lugar secreto de la oración.  “Y cerrada la puerta de tu aposento ora en secreto y tu Padre que te oye en secreto te recompensará en público”   Ningún otro lugar secreto .  La oscuridad y lo oculto no pertenecen al Reino de la Luz.  El Señor quiere que andemos en luz como él está en luz.  Los lugares secretos son oscuros, nauseabundos, tétricos y terriblemente peligrosos.  Donde estamos yendo?  Qué casa estamos visitando?  Con que propósito? Que ven nuestros ojos en la madrugada e la T.V.?  Que cosas mantenemos secretas?   Tomémonos de la mano con la diligencia, renunciando a los lugares secretos.

CUIDADO CON JUGAR CON LA INTEGRIDAD.  II Reyes 5:25.  “Tu siervo no ha ido a ninguna parte” 

Cuando Giezi entró al lugar donde estaba Elíseo, este le preguntó donde estabas Giezi y él muy cínicamente respondió…tu siervo no ha ido a ninguna parte.   Cuando perdemos la integridad estamos parados en la capa de hielo fino del lago de la perdición y en cualquier momento esta capa será quebrada.  “No , yo no estuve allí”.  “ No, Tengo días que no veo a esa persona”.  Lo más triste de este caso es que el mismo pasaje dice: “entró y se puso delante de su señor”.   Cuantos siervos que ya tienen y visitan lugares secretos “entran y se ponen delante de su “Señor” como si nada hubiese pasado.   Ministran desde los púlpitos como si no hubiesen hecho nada  indebido, levantan las manos y adoran, hasta lloran en las plataformas y hablan con un manto de quebrantamiento falso.   Necesitamos cerrar esos lugares secretos para estar íntegros delante de nuestro Señor.   Al pueblo lo podemos engañar, pero jamás olvidemos que al Señor no lo podremos engañar.  Remendemos la Red de la Diligencia volviendo a recobrar la integridad.

CUIDADO CON EL PAGO JUSTO.  II Reyes 5:26-27.   La Biblia dice claramente: “Todo lo que el hombre sembrare eso también segará”.  Tres cosas encontramos en estos dos versos que hablan de la posición de Dios ante nuestra negligencia.

  •  “No estaba allí mi corazón”  El corazón de Dios está con sus siervos.  No podremos ocultarnos de la presencia de Dios.  David lo expresó cuando dijo :”A donde huiré de tu presencia?”.  El corazón del Señor esta siempre con nosotros. Aún cuando estos en nuestros lugares secretos.

  •  Es tiempo de tomar plata, vestidos, olivares, viñas, ovejas, bueyes, siervos y siervas”.  Estamos viviendo los últimos tiempos.  Nos ha correspondido a nosotros ser protagonistas de los últimos eventos de la historia y de la vida de la Iglesia , por lo tanto ya no hay tiempo para nuestro propio provecho personal.  Hay una tarea que aún no se ha terminado y nos corresponde a nosotros terminarla.

  • “Por tanto” ….  Porque no respetaste mi presencia, estando allí mi corazón y porque no respetaste la urgencia de la misión encomendada, no prestando atención a lo dicho. “La lepra de Nahamán se te pegará a ti y a tu descendencia para siempre.”.  Cuando me deslizo no solo me afecto yo, mi descendencia también.  Y en algunos casos es “para siempre”.  En muchos casos Dios ha retirado  la unción de siervos sin retorno.   Amemos la Diligencia reflexionando y volviendo a las sendas antiguas.   Retornemos nuestra mirada y nuestro corazón a Hebreos 2: 1 “Por tanto, es necesario que con más diligencia atendamos a las cosas que hemos oído, no sea que nos deslicemos”.

  • No olvidemos el privilegio que el Señor nos ha dado de servirle en su obra.  NO hay lugar más hermoso que estar en el lugar del servicio santo y no hay oficio más digno que ministrar delante del Señor y delante de su pueblo.  Pero… es necesario que pongamos diligencia para servir con sinceridad y prestando atención a lo que hemos oído.

  • “Por lo cual, hermanos, tanto mas procurad hacer firme vuestra vocación y elección, porque haciendo estas cosas no caeréis jamás” I Pedro 1:10.

  • Esta promesa. también es para nosotros.  La promesa de no caer jamás, pero si procuramos hacer firme nuestra vocación y elección.  Esto se logra, poniendo atención a lo que hemos oído. “Levantémonos y busquemos la diligencia”.

Te invito a escuchar el audio de este tema haciendo clic acá abajo:

Serafín Contreras Galeano

lunes, 30 de mayo de 2022

Mi milagro

 

Mi milagro

Hace 4 años, estando a la mar con el servicio de Guardacostas, nos topamos con oleaje de 7 metros y, bueno…  para hacerles la historia corta, esa fue la tormenta que me lesionó la espalda.  Me sometí a cirugía en diciembre de 2008: 2 pernos y 6 tornillos.

Estuve en el hospital por 5 días aprendiendo a caminar de nuevo; 5 pasos hacia adelante, 5 hacia atrás y luego dormir por 24 horas.  Al día siguiente, 3 metros hacia adelante, 3 metros hacia atrás, luego dormir…

Programado para volver

Finalmente, para fines de abril caminaba 8 Km . de corrido sin problemas.  Sin dolor alguno y en franco recobro, estaba programado para volver a mi barco en agosto de 2009.

El cirujano me mandó a montar bicicleta para fortalecerme.  Dos días después, el sábado 2 de mayo, mientras montaba mi bicicleta fui arrollado por un camión Dodge que se dio a la fuga.  Primero me hallé en el suelo, luego de vuelta en el hospital teniendo que aprender a caminar de Nuevo.  Fue tan doloroso—y todavía lo es—que me resultó difícil.  La policía jamás ubicó al que me arrolló; mi vida como capitán del Guardacostas en el mar había llegado a su fin.

Dolor y angustia

Para Julio tanto el dolor como la angustia mental sobre mi futuro eran extremos, lo que me llevó a arrodillarme pidiéndole ayuda a Dios.  Poco después comencé a ver señales de parte de Dios de que me quería hablar pero yo no sabía qué hacer.

Señales tan pequeñas como una placa de auto que decía “CIELOS” o un aviso del camino que leía “Camino a la Rendición ” (por el que había pasado cada día sin haberlo visto antes) y nunca se me había ocurrido rendirle mi corazón a Dios.

Palabras que impresionan

Al caminar por el bosque, kilómetro y medio adentro, me detuve ante la misma banca ante la cual me había detenido cientos de veces antes y vi las palabras escritas en la misma: “Jesús te ama”.   Puse mi mano sobre esas palabras y pude sentir algo moverme en ese momento; Dios me estaba llamando.

Le conté a mi esposa que durante esas semanas, en más de una ocasión, Dios me estaba llamando.  Ella me preguntó: “¿Para qué?”  Le dije que no sabía, pero que me estaba llamando.  Así que llamé al único amigo que conocía que había entregado su vida a Cristo, justo en medio de  nuestros locos días de fiestas y le dije: “Dios me está llamando y no sé qué hacer”.

Contestando la oración

Me preguntó si había invitado al Señor a mi vida y sí lo había hecho.  Entonces procedió a decirme que Dios estaba intentando contestar mi petición y que necesitaba acercarme a Él también.

Me contó acerca del libro de John Bevere, “Acercándonos” así que leí las oraciones y el primer capítulo.  Inmediatamente fui profundamente conmovido por el amor de Cristo y las lágrimas fluyeron como un río por una hora.  El Espíritu Santo había descendido sobre mí.  Las últimas palabras que leí después de la oración fueron: “Bienvenido a casa”.

Bienvenido a casa

Nuestros vecinos nos habían invitado a acompañarles a la iglesia más de una vez en 18 meses.  Bueno, necesitaba ir a la iglesia esa mañana del 13 de septiembre así que fui solo.  El primer culto no había finalizado todavía por lo que me detuve en el vestíbulo y la primera persona que vi fue a un hombre negro grande de nombre Coach.  Se me acercó y me abrazó y dijo: “Bienvenido a casa”.

Supe que estaba en el lugar correcto y que todo esto era real, que Cristo estaba vivo y que le pertenecía a Él.  No creía en Cristo hasta ese día; aunque todavía hay mucho de dolor en mi columna, es solo un ‘recordatorio’ de que soy parte del plan maravilloso de Dios.

Una nueva oportunidad

Alrededor de septiembre u octubre de 2010, año y medio después de mi accidente y salvación, un amigo mío intentaba llevarme a una reunión de varones un martes en la noche en el “Garaje”.  La primera vez en el Garaje solo escuché y no participé mucho; quería ver si la presencia de Dios estaba allí.  Aunque no la sentí de inmediato, conocí a unos cuantos varones agradables, uno de los cuales había pedido al grupo a orar por él ya que tenía una cita en la corte ese jueves; su nombre era Kevin.

Decidí volver un par de semanas después para intentarlo de nuevo; tampoco sentí Su presencia pero pregunté por Kevin.  Por alguna razón se hallaba en mi corazón, pero no se hallaba allí.

Susurro divino

Después de aquella segunda reunión, conducía hacia casa y pensaba que no volvería al Garaje de nuevo ya que no sentía la presencia del Señor y sentía que no era el lugar para mí.  Cuando llegué a casa me arrodillé para orar cuando Dios, tan audiblemente como si estuviese parado junto a mí y antes de que mis rodillas tocasen el suelo, me dijo: “Necesitas volver a ese grupo en dos semanas”.

“¿Qué dijiste, Señor?” 

Una vez más: “Tienes que volver en dos semanas”.  Y antes de que pudiera cuestionarlo, me dijo. “¡Dos semanas!”

Le conté a mi líder de grupo pequeño de la iglesia y a mi esposa sobre esto  Por supuesto que dijeron: “Bueno, tienes que ser obediente y volver en dos semanas”:

Durante este tiempo leía un libro titulado “ La Carnada de Satanás”.  El libro trataba sobre el perdón y me lo había dado la esposa de mi vecino y pastor.  A través del libro, Jesús me limpió de todas las heridas pasadas y otras cosas que tenía en mi corazón que pudieran obstaculizar nuestra relación.

Siendo obediente

Pasaron las dos semanas; el día era 28 de diciembre de 2010.  Recuerdo haberle dicho a mi esposa que realmente no quería ir y me dijo: “Entonces, no vayas”.  Pero algo reverberaba dentro de mí; algo que mi líder de grupo pequeño había dicho: “Dios te dijo que fueras, necesitas ir, tienes que ser obediente”.

Así que fui esperando algo, sin saber qué, ya que Dios tenía una razón para que estuviese allí esa noche en particular.

Me detuve y conversé con Kevin, quien estaba de vuelta.  Otro tipo estaba en una silla de ruedas y preguntaba por qué yo tenía tanto problema estando de pie y caminando.  Le conté la historia sobre mi accidente y mi venida al Señor.

Agradecido

Para cuando terminé mi historia, unas 6 ó 7 personas estaban escuchando.  El tipo en la silla de ruedas me preguntó dónde había pasado eso y le dije la intersección y describí el camión Dodge de los 80s que me había arrollado.  Le conté toda la historia; pero la terminé con mi agradecimiento por haber sido arrollado ya que Dios había usado aquello para traerme a casa, a Él… ese fue el final.

La reunión comenzó con algo de música de adoración invitando al Espíritu Santo.  Durante nuestra adoración aquella noche, comencé a orar y adorar a Dios cuando Él me dijo de nuevo: “Las cosas se van a poner difíciles pero estoy aquí contigo, no te preocupes”.  Me estaba alarmando un poco para entonces ya que nunca oigo de Dios, especialmente cuando es sobre mí, pero sé que Él está conmigo.

Sorpresa

Nada pasó después de la música de adoración, aunque había venido esperando algo, y seguimos hablando sobre algunos testimonios de alabanza, peticiones específicas, ó cualquier otra cosa que estuviese en sus mentes.  La reunión finalizó sin que pasara nada extraordinario.

Tras la reunión y un poco de conversación, salí para volver a casa y Kevin (el hombre que había ido a la cárcel) me detuvo afuera y dijo: “Necesito decirte algo pero no sé cómo”.

Le dije: “Solo estamos tú, yo y Dios aquí.  Puedes decirme lo que quieras”.  Él dijo, después de una pausa de como 10 segundos: “Yo fui quien te arrolló”.

Nuevamente anonadado

Quedé anonadado; una pausa hubiese sido apropiada.  Mil  emociones pueden haber sido revueltas en una fracción de segundo pero me asenté en una.  Y en una fracción de segundo después, como si no estuviese en control de mí mismo, le abracé y le dije: “Te perdono por completo” y lo hice de inmediato.

Se disculpó de corazón y me preguntó si podía hacer algo por mí y aún me ofreció dinero.  Solo le dije que se acercase más a Dios.  También le dije

No hay coincidencias.  Un verdadero milagro si jamás he experimentado alguno.  Esta es mi historia de cómo llegué al Señor, demostrándole al mundo que Dios es real y que todavía está en el negocio de los milagros.

J. A. Elliot, copyright 2013
Fuente: http://www.motivateus.com/