lunes, 31 de agosto de 2020

Estás paralizado por el miedo, y no logras alcanzar tus sueños???

 


Dónde te llevan tus sueños?

Quiéres cambiar aspectos de tu vida?

El miedo te paraliza?

¿Cuál es el secreto de los ganadores?

Quiéres lograr algo que nunca has podido obtener?

Mira estos pasos para cambiar y lograr tus sueños…

domingo, 30 de agosto de 2020

Funcionando por fe



 Había una vez un viajero, que caminaba por el desierto cuando llega al borde de un cañón. Buscando la manera de cruzarlo, se da cuenta que hay una larga cuerda extendida hacia el otro lado. Mientras sus ojos empiezan a seguir la cuerda hacia la otra orilla; se queda atónito al ver a un hombre caminando hacia él, confiadamente conduciendo una carretilla. Al llegar a la orilla de su lado, el viajero exclama:

—¡Eso es asombroso!

El hombre de la carretilla le pregunta:

—¿Crees que lo pueda volver hacer?

—Estoy seguro que  sí, contesta el viajero. —Si lo has hecho con tanta confianza.

—¿En verdad crees que sí lo puedo volver hacer?

—Sí, definitivamente sí.

—Muy bien, de acuerdo, dijo el hombre de la carretilla, —Súbete y te llevo al otro lado.

La mayoría de las veces nuestra falta de fe limita nuestras posibilidades.

La fe es creer lo suficiente para actuar. Lo que sucede es que a la hora de la verdad nos da miedo dar el paso y por consiguiente nos paralizamos.

El miedo siempre paraliza y terminamos siendo prisioneros del presente. Muchos se pierden las oportunidades por miedo al fracaso o a lo incierto.

Es por eso que el miedo siempre es derrotado por la fe.

La fe es creer lo suficiente para estar abiertos a lo improbable pero el primer paso lo tenemos que dar nosotros.

Como puedes ver, La fe y la valentía van de la mano.


sábado, 29 de agosto de 2020

No te rindas, persevera

 


Lucas 21:19

El 4 de Julio de 1952, Florence Chadwick de 34 años entró al Océano Pacífico en la costa de la Isla Catalina, California, con la determinación en ser la primera mujer en nadar hasta llegar a la costa del continente. Siendo una experimentada nadadora, ella ya había sido la primera mujer que cruzó nadando el Canal de la Mancha en ambos sentidos.

El tiempo ese día estaba nublado y frío; así que apenas podía ver a los botes que la acompañaban. Millones de espectadores la veían por televisión.

Florence Nadó quince horas. Cuando rogó que la sacaran del agua, su madre, que estaba en uno de los botes que iban a su lado, le dijo que estaba cerca y que lo podía lograr. Pero cuando vio hacia la costa lo único que podía ver era neblina. Finalmente, extenuada física y emocionalmente, dejó de nadar y fue sacada del agua.

No fue sino hasta que estuvo en el bote que descubrió que la costa estaba a menos de un kilómetro de distancia. En una conferencia noticiosa al día siguiente, ella dijo: “Todo lo que podía ver era la niebla . . . Creo que si hubiera podido ver la costa, lo hubiera logrado”.

El fracaso, de Florence, no fue la fatiga, ni el frío, la niebla la había derrotado porque le impedía ver su meta. La niebla le había cegado su razonamiento, su visión y su corazón.

Esa fue la única ocasión que Florence se rindió. Dos meses después logró la hazaña aun cuando había neblina, Florence perseveró porque sabía que detrás de la neblina estaba la costa.

Permíteme hacerte una pregunta, ¿Qué es lo que te motiva cuando la niebla llega a tu vida? ¿Eres de las personas que se paraliza por las neblinas de la vida?

Alguien dijo, “Si Colón hubiera regresado, nadie lo hubiera culpado, pero tampoco nadie lo hubiera recordado”.

Hoy puedes ver las neblinas de tu vida como obstáculos o como oportunidades; la decisión es tuya. Te puedes rendir ante tus circunstancias o puedes seguir nadando aunque estés entumecido; la decisión es tuya. La perseverancia te habilitará para ajustarse a los cambios radicales e injustos de la vida.

Como puedes ver, tu fortaleza y tu profundidad espiritual son demostradas por tu perseverancia. Son demostradas por el deseo de seguir aunque no veas la costa.

Jesucristo dijo, “Con vuestra perseverancia ganaréis vuestras almas”.

Jorge Cota

viernes, 28 de agosto de 2020

Manejando La Ira



 La ira ha llegado a representar muchos sentimientos fuertes y negativos en los seres humanos. (Agotamiento excesivo, vergüenza excesiva, frustración excesiva, rechazo).

No todo lo que se clasifica como ira es una violación de la ley de Dios.  Efesios 4:26 dice: Airaos pero no pequéis, lo cual demuestra que hay una diferencia entre una emoción intensa y una hostilidad furiosa que se condena persistentemente en la Biblia.

La ira no es sólo algo emocional, sino también bioquímico.

Nuestra reacción al sentimiento de ira es más intencional y sensible al control de nuestra voluntad. Cuando repetimos el suceso perturbador una y otra vez, en nuestras mentes, y buscando oportunidades para vengarnos o estallamos de ira, hemos cruzado la línea y entramos en lo que es pecaminoso.

La Biblia habla del dominio propio y dependiendo del temperamento individual, algunos van a hacerlo mejor que otros, pero contamos con la ayuda del Espíritu Santo quien nos guía tiernamente en la dirección que él requiere.

La ira inaceptable es la que nos guía a hacerle daño a nuestro prójimo.  Andamos por un terreno peligroso cuando nuestros pensamientos y acciones comienzan a guiarnos hacia una actitud de odio.  Ni siquiera la defensa del Señor Jesucristo justificaría esa clase de agresión.

E. Stanley Jones ha declarado que es más probable que un cristiano peque por sus reacciones que por sus acciones.  Jesús dijo: que presentemos la otra mejilla, sabiendo que Satanás puede hacer uso devastador de la ira en una víctima inocente.  Además dijo en Mateo 5:22  Cualquiera que se enoje contra su hermano, será culpable de juicio.  La ira pecaminosa puede ocurrir dentro de la mente aunque nunca llegue a mostrarse en el comportamiento.

Debemos armonizar los descubrimientos psicológicos de  que la ira se debe ventilar con el mandamiento bíblico de que seamos  “lentos para la ira”.  Dios

no quiere que reprimamos nuestra ira enviándola al banco de la memoria sin que la hayamos resuelto.

Algunas maneras de poner en libertad a las emociones que se encuentran reprimidas:

  1. Hacer del problema que nos  irrita un motivo de oración.
  2. Explicar nuestros sentimientos negativos a una tercera persona, que sea madura y comprensiva, la cual puede aconsejarnos y guiarnos.
  3. Ir a la persona que nos ha ofendido y mostrarle un espíritu de amor y perdón.
  4. Comprender que muchas veces Dios permite que ocurran acontecimientos que nos frustran y perturban enormemente, para enseñarnos a tener paciencia y ayudarnos a crecer.
  5. Darnos cuenta de que no hay ninguna ofensa que alguien nos haga que pueda ser igual a nuestra culpa delante de Dios, y sin  embargo, él nos ha perdonado; ¿no estamos obligados nosotros a mostrar la misma misericordia a otros?

En este asunto de la ira necesitamos devolver bondad en lugar de hostilidad.  Jesús dijo: “Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo y aborrecerás a tu enemigo.  Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen. Mt. 5:43-44.

Gracias a Dios tenemos emociones y podemos airarnos, pero además de esas emociones y la libertad que Dios nos da para ser nosotros, él ha provisto a través de Jesucristo el dominio propio para que no nos  dejemos llevar por esta emoción y cometamos errores de los cuales tengamos que lamentarnos amargamente.

“Airaos pero no pequéis, no se ponga el sol sobre vuestro enojo y no deis lugar al diablo” Efesios 4: 26. 

No estamos solos, contamos con la ayuda del Espíritu Santo quien nos guía y nos transforma, sólo necesitamos estar dispuestos a cambiar y dejarnos guiar por El.

Dios te bendiga,

Tu hermana Y amiga,

Alva Vargas de Contreras.

jueves, 27 de agosto de 2020

¿Por qué tuvo que pasarme a mí?

 

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Mamá me arropó bien.  “Mamá, ¿irá a nevar de veras?”  Ella me arropó con la sábana hasta mi barbilla y me besó en la mejilla.

“Eso fue lo que dijo el meteorólogo”.

“¿Suspenderán la escuela?”


“Depende… si caen doce pulgadas como dijo, probablemente lo hagan”.


“¡Qué bien!  No quiero ir a la escuela…quiero jugar en la nieve”.

“Bueno, Michael, no te entusiasmes tanto…pudieras decepcionarte”.


“Pero el meteorólogo dijo…”
“Michael, las tormentas son impredecibles”, me tocó en la mano.  “Duérmete y veremos qué trae la mañana”.

Ella cerró la puerta y la habitación se oscureció.  Fuera, el viento bramaba.  El aguanieve y el hielo golpeaban contra la ventana.  Oí a mamá caminar a la cocina; todo estaba bien.  Me levanté de la cama, me asomé por la ventana y levanté las venecianas.  La nieve revoloteaba bajo las luces de la calle y se movía en círculos sobre el pavimento como las arenas en un desierto.  Mi pulso se aceleró… ¡no habrá escuela mañana!

“Michael, ¿estás en tu cama?” gritó Mamá.

“¡Sí, Mamá!”  Corrí de vuelta a mi cama y me cubrí con las sábanas hasta mi barbilla.  ¿Cómo lo sabría ella?
“¡Más vale que lo estés!”
“¡Lo estoy, Mamá!  Ven y podrás verlo”.
“¡Duérmete!”
“¡Sí, Mamá!” me encogí bajo las sábanas.

El viento bramaba y yo estaba calientito y seguro en mi capullo.  Mamá y Papá conversaban y veían la televisión.  Escuché el viento y deseé un día de asueto para jugar en la nieve.

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“¡Michael!”  Mamá estremeció mi hombro.

“Michael, es tiempo de levantarse para ir a la escuela!”

“¿La escuela?” me di vuelta y la miré.  “¿Mamá?”


“Lo siento, Michael, la nieve nos pasó de largo… se convirtió en lluvia.  Las escuelas están abiertas”.
 “¿No hay nieve?”
“Michael, llegarás tarde”.

“Pero la nieve”.


“No hay nieve, Michael.  Levántate y lávate los dientes”.



Gruñí y me levanté de la cama.  En el lavamanos, sostuve mi cepillo de dientes y me miré en el espejo.  Mi reflejo imitaba mi tristeza y desilusión.  Me imaginaba la escuela: una prisión para niños sin un día de nieve.  En cada lado de la calle, la nieve restante se derritió creando pequeños ríos de agua enlodada.  Las observé juntarse en corrientes más grandes.  Tierra chocolate giraba donde el agua se empozaba antes de fluir al océano.

Las imágenes de buques luchando por mantenerse a flote pasaron por mi mente.  El timbre de la escuela sonó me trajo a la realidad.  Mi sueño de un día de asueto se derritió como la nieve en la fuerte lluvia.

El día escolar duró una eternidad.  Las palabras de la maestra pasaron desapercibidas; permanecí en mi pupitre auto lamentándome.  Seguía pensando, “¿Cómo pudo pasar esto?”  El meteorólogo dijo que nevaría… todo se arruinó”.
“¡Psst!”  Me volteé a mi derecha.  Mi amigo Justin me miró y yo miré a la maestra quien estaba de espaldas.
“¿Qué?” susurré.

“¿Quieres jugar después de la escuela?

”
Meneé mi cabeza… “No hay nieve”.


“¿Y qué?  La quebrada tras la escuela está llena de agua y corre fuerte.  Pudiéramos jugar con nuestros botes.  Los llenaremos con nuestros soldaditos de plástico y veremos si pueden sobrevivir las aguas turbulentas.  Podemos lanzarles piedras pretendiendo que somos piratas cañoneándoles”.

“¿Quién está hablando allá atrás?”  Justin y yo saltamos y miramos hacia adelante.

“¿Están ustedes hablando, muchachos?”  Nuestra maestra se nos quedó mirando.

“¡No, Señorita Henneberry!” dijimos al unísono.

Ella se volteó al pizarrón.
“Te veo después de la escuela”, le susurré a Justin.  La campana sonó; Justin y yo salimos rápido por la puerta y tuvimos el tiempo de nuestras vidas.  Los piratas asediaron los botes en las aguas turbulentas de la corriente.  Nuestros barcos se hundieron en las oscuras aguas.  Dos muchachos rieron y jugaron hasta que sus madres les llamaron para la cena.  La tristeza que sentía en la mañana se había ido.  Arropado bajo mis mantas aquella noche, sonreí y pensé: “¡Qué gran día!”

Aquel día de nieve perdido quedó muchos años atrás, pero su lección está fresca.  El día comenzó con desilusión.  Un deseo, un sueño se había ido.

A lo largo de los años, he mirado mi reflejo en el espejo en la mañana y sentido el mismo dolor.  Hubo billetes de lotería que no ganaron el dinero que desesperadamente necesitaba.  “¿Por qué no gané?”  Me lamentaba; lo había deseado con tanto anhelo… ¿por qué no pasó?



Ha habido tiempos cuando no quería levantarme de la cama porque no había nada esperándome.  El empleo que tenía había terminado el día anterior.  ¿Por qué tuvo que pasarme a mí?  Mi primera esposa murió.

Miré en el espejo al día siguiente y sentí el mismo vacío de “un día sin nieve”.  “¿Por qué tuvo que pasar?  Todos los sueños que teníamos para el futuro se habían ido”.

En cada caso, las circunstancias estaban fuera de mis manos.  No servía de nada lamentarme.  Tenía que levantarme de la cama, enfrentar el día y sacarle el máximo provecho a mi situación.  Si no lo hubiera hecho, nunca hubiese hallado un nuevo empleo.  Si no me hubiese sobrepuesto a la pérdida de mi primera esposa, nunca hubiese hallado un nuevo amor.  Si la escuela se hubiese suspendido, me hubiera perdido de un gran tiempo con mis amigos.



Cuando nuestro día no comienza de la manera que hubiésemos deseado, necesitamos tomar control de la única cosa sobre la que tenemos control… nosotros mismos.

Michael T. Smith

miércoles, 26 de agosto de 2020

Todo lo Que Sucede, Sucede por una Razón

 


1. Te quiero no por quien eres, sino…….por quien soy cuando estoy contigo.

2. Ninguna persona merece tus lágrimas, y quien se las merezca no te hará llorar.

3. Solo porque alguien no te ame como tú quieres, no significa que no te ame con todo su ser.

4. Un verdadero amigo es quien te toma de la mano y te toca el corazón.

5. La peor forma de extrañar a alguien es estar sentado a su lado y saber que nunca lo podrás tener.

6. Nunca dejes de sonreír, ni siquiera cuando estés triste, porque nunca sabes quien se puede enamorar de tu sonrisa.

7. Puedes ser solamente una persona para el mundo, pero para una persona tú eres el mundo.

8. No pases el tiempo con alguien que no esté dispuesto a pasarlo contigo.

9. Quizá Dios quiera que conozcas mucha gente equivocada antes de que conozcas a la persona adecuada, para que cuando al fin la conozcas sepas estar agradecido.

10. No llores porque ya se terminó, sonríe porque sucedió.

11. Siempre habrá gente que te lastime, así que lo que tienes que hacer es seguir confiando y sólo ser más cuidadoso en quien confías dos veces.

12. Conviértete en una mejor persona y asegúrate de saber quien eres antes de conocer a alguien más y esperar que esa persona sepa quien eres.

13. No te esfuerces tanto, las mejores cosas suceden cuando menos te las esperas.

Recuerda:

“TODO LO QUE SUCEDE, SUCEDE POR UNA RAZÓN”

Gabriel García Márquez.(Gabo)

Cuando valoramos los momentos que Dios nos permita pasar con las personas que están cerca de nosotros, salimos profundamente enriquecidos, aún cuando las lágrimas broten de nuestros ojos, porque mientras se deslizan pueden convertirse en perlas. Y Hoy podría ser un Día de Perlas.

Vuelve ahora en amistad con él, y tendrás paz; Y por ello te vendrá bien. Job 22:21.

El que cubre la falta busca amistad; mas el que la divulga, aparta al amigo. Proverbios 17:9.