sábado, 23 de abril de 2011

ACERCANDOME AL REY



El Pan de Cristo

Una fría tarde de invierno Victor se encontraba en las inmediaciones de un club privado cuando observó a un hombre y su esposa que entraban al mismo.

Víctor le pedía al hombre unas monedas para poder comprarse algo de comer.

Lo siento, amigo, pero no tengo nada de cambio -replicó éste.

La mujer, que oyó la conversación, preguntó:

-¿Qué quería ese pobre hombre?

-Dinero para una comida. Dijo que tenía hambre -respondió su marido.

-Lorenzo, no podemos entrar a comer una comida suntuosa que no necesitamos y ¡Dejar a un hombre hambriento aquí afuera!

-¡Hoy en día hay un mendigo en cada esquina! Seguro que quiere el dinero para beber.

-¡Yo tengo un poco de cambio! Le daré algo.

Aunque Víctor estaba de espaldas a ellos, oyó todo lo que dijeron.

Avergonzado, quería alejarse corriendo de allí, pero en ese momento oyó la amable voz de la mujer que le decía:

-Aquí tiene unas monedas. Consígase algo de comer. Aunque la situación está difícil, no pierda las esperanzas. En alguna parte hay un empleo para usted. Espero que pronto lo encuentre.

-¡Muchas gracias, señora! Me ha dado usted ocasión de comenzar de nuevo y me ha ayudado a cobrar ánimo.

Jamás olvidaré su gentileza.

-Estará usted comiendo el pan de Cristo. Compártalo -dijo ella, con una cálida sonrisa dirigida más bien a un hombre y no a un mendigo.

Víctor sintió como si una descarga eléctrica le recorriera el cuerpo.

Encontró un lugar barato donde comer, gastó la mitad de lo que la señora le había dado y resolvía guardar lo que le sobraba para otro día. Comerá el pan de Cristo dos días. Una vez más, aquella descarga eléctrica corría por su interior. ¡El pan de Cristo!

-¡Un momento! -pensó-. No puedo guardarme el pan de Cristo solamente para mí mismo.

Le parecía estar escuchando el eco de un viejo himno que había aprendido en la escuela dominical. En ese momento pasó a su lado un anciano.

-Quizás ese pobre anciano tenga hambre -pensó-. Tengo que compartir el pan de Cristo.

-Oiga -exclamó Víctor-. ¿Le gustaría entrar y comerse una buena comida?

El viejo se dio vuelta y lo miró con descreimiento.

-¿Habla usted en serio, amigo? El hombre no daba crédito a su buena fortuna hasta que se sentó a una mesa cubierta con un hule y le pusieron delante un plato de guiso caliente.

Durante la cena, Víctor notó que el hombre envolvía un pedazo de pan en su servilleta de papel.

-¿Está guardando un poco para mañana? -le preguntó.

-No, no. Es que hay un chico que conozco por donde suelo frecuentar.

Lo ha pasado mal últimamente y estaba llorando cuando lo dejé.

Tenía hambre. Le voy a llevar el pan.

El pan de Cristo. Recordó nuevamente las palabras de la mujer y tuvo la extraña sensación de que había un tercer Convidado sentado a aquella mesa. A lo lejos las campanas de una iglesia parecían entonar a sus dos el viejo himno que le había sonado antes en la cabeza. Los dos hombres llevaron el pan al niño hambriento, que comenzó a engullírselo. De golpe se detuvo y llamó a un perro, un perro perdido y asustado.

-Aquí tienes, perrito. Te doy la mitad -dijo el niño.

El pan de Cristo. Alcanzará también para el amigo cuadrúpedo.

El niño había cambiado totalmente de semblante. Se puso de pie y comenzó a vender el periódico con entusiasmo.

-Hasta luego -dijo Víctor al viejo-. En alguna parte hay un empleo para usted. Pronto dará con el. No desespere.

¿Sabe? -su voz se tornó en un susurró-. Esto que hemos comido es el pan de Cristo. Una señora me lo dijo cuando me dio aquellas monedas para comprarlo. El futuro nos deparará algo bueno!

Al alejarse el viejo, Víctor se dio vuelta y se encontró con el perro que le olfateaba la pierna.

Se agachó para acariciarlo y descubrió que tenía un collar que llevaba grabado el nombre del dueño. Víctor recorrió el largo camino hasta la casa del dueño del perro y llamó a la puerta. Al salir éste y ver que había encontrado a su perro, se puso contentísimo.

De golpe la expresión de su rostro se tornó seria. Estaba por reprocharle a Víctor que seguramente había robado el perro para cobrar la recompensa, pero no lo hizo.

Víctor ostentaba un cierto aire de dignidad que lo detuvo.

En cambio dijo: -En el periódico vespertino de ayer ofrecí una recompensa.

¡Aquí tiene!

Víctor miró el billete medio aturdido.

-No puedo aceptarlo -dijo quedamente-. Solo quería hacerle un bien al perro.

-Téngalo! Para mi lo que usted hizo vale mucho más que eso. Le interesará un empleo? Venga a mi oficina mañana. Me hace mucha falta una persona íntegra como usted.

Al volver a emprender Víctor la caminata por la avenida, aquel viejo himno que recordaba de su niñez volvió a sonarle en el alma.

Se titulaba “Comerte el Pan de Vida”…

“NO OS CANSÉIS DE DAR, PERO NO DEIS LAS SOBRAS, DAD HASTA SENTIRLO, HASTA QUE DUELA”.
QUE EL SEÑOR NOS CONCEDA LA GRACIA DE TOMAR NUESTRA CRUZ Y SEGUIRLO, AUNQUE DUELA.

Enviado por Alicia.
“Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo. “Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recibisteis; estaba desnudo, y me vestisteis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí.” Entonces los justos le responderán, diciendo: “Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos de comer, o sediento, y te dimos de beber?
“¿Y cuándo te vimos como forastero, y te recibimos, o desnudo, y te vestimos? “¿Y cuándo te vimos enfermo, o en la cárcel, y vinimos a ti?”
Respondiendo el Rey, les dirá: “En verdad os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos hermanos míos, aun a los más pequeños, a mí lo hicisteis.”
Mateo 25:34-40.

viernes, 22 de abril de 2011

ACERCANDOME AL REY



Hoy… Sé Que Dios Piensa En Mi.

“¡Cuán preciosos me son, oh Dios, tus pensamientos! ¡Cuán grande es la suma de ellos! Si los enumero, se multiplican más que la arena…” (Salmo 139:17–18).

Dios tiene mucho tiempo libre. Puesto que Él existe “desde la eternidad hasta la eternidad,” a Él no le falta el tiempo para hacer todo lo que quiera hacer (Salmo 90:2).

Así que, ¿qué hace Dios con Su tiempo?
¿En qué ocupa Su tiempo el Dios de todas las cosas?
¿En qué piensa?
Bueno, Él piensa en los que ama.

Una de las maneras en las que sabemos que estamos enamorándonos de alguien es que pensamos en esa persona todo el tiempo; no nos lo podemos sacar de nuestra mente. El estar enamorado es casi sinónimo de pensar siempre en alguien: dónde está, qué está haciendo y todo lo referente a su personalidad.

El amor de Dios es tan poderoso. Su deseo de cercanía eterna con nosotros es tan apremiante, que estuvo dispuesto a renunciar a todo lo que es más valioso para Él con el fin de reestablecer con nosotros la relación que estaba perdida.

Si llevaras una cuenta de todos los pensamientos que Dios tiene acerca de ti, serían tantos como los granos de arena que hay en todas las playas y en todos los desiertos del mundo.

El salmista exclamó: “¡Cuán preciosos me son, oh Dios, tus pensamientos! ¡Cuán grande es la suma de ellos! Si los enumero, se multiplican más que la arena…” (Salmo 139:17–18).

¡Siempre estamos en Su mente! Constantemente piensa en nosotros. Nunca tenemos que preocuparnos de que nos olvide.

Es posible que tu vida dé giros inesperados, o quizás te encuentres en solitarios lugares desérticos, pero no importan las condiciones o qué tan desesperante la vida parezca ser, Dios siempre te tiene presente.
Nada respecto a nuestra vida se escapa de Su atención. Él está perpetuamente consciente de ti y de mí.

¿Alguna vez te has sentido olvidado y abandonado por Dios?
¿Con cuánta facilidad crees que una madre se olvida de su hijo?
Si escribieras el nombre de alguien en tus manos, ¿con cuánta frecuencia lo recordarías?
¿Sabías que la Biblia dice que Dios se siente bien cuando piensa en nosotros?
Cuando dio un paso atrás para examinar lo que había hecho en el principio cuando creó a Adán y a Eva, Su comentario respecto a todo esto, y especialmente acerca de nosotros como la parte preeminente de la creación, fue que “era bueno en gran manera” (Génesis 1:31).


Las reflexiones acerca de nosotros lo hacen feliz. Algunas veces Él te celebra silenciosamente; otras veces, cuando piensa en ti, su regocijo toma la forma de exclamaciones a gran voz en los cielos e incluso hasta hay algunos bailes (Sofonías. 3:17).

Este conocimiento de lo que siente Dios por nosotros choca con una idea equivocada que puede causarte muchos problemas en tu caminar con el Señor: Muchas personas creen, de manera equivocada, que Dios está fundamentalmente disgustado con los seres humanos, que en realidad no le simpatizamos por lo malos que somos. Es verdad que Él aborrece el pecado mortal en nuestra vida, pero Él lo odia por lo que éste nos hace a nosotros.

El Señor tu Dios está en medio de ti, guerrero victorioso; se gozará en ti con alegría, en su amor guardará silencio, se regocijará [el dar vueltas o girar] por ti con cantos de júbilo. — Sofonías 3:17

Si se que Dios hoy piensa en mi. Entonces yo quiero también pensar en él. Señor, Gracias por que piensas en mi. Ayúdame en este día a centrar mi pensamiento en ti. Amén
Dr. Daniel A. Brown.
Disfruta tu diario vivir.

jueves, 21 de abril de 2011

ACERCANDOME AL REY



Tus Palabras Estarán Guardadas en Mi Corazón

“ Y estas palabras, las cuales yo te mando hoy en este día, estarán en tu corazón” Deuteronomio 6:6.

Cuán vitales son las palabras para mantener una buena relación con alguien. Gracias a las palabras podemos compartir juntos los momentos tristes y los alegres. Los momentos grises y los rosados. Gracias Dios por darnos la oportunidad de comunicarnos a través de palabras. Por ello el Señor nos dejo sus palabras escritas para que las podamos leer en las Sagradas Escrituras y con la presencia del Espíritu poder sentir y experimentar las relaciones profundas con él.

Sus palabras son mandamientos. Sus mandamientos no son gravosos, más esplendorosos para nuestra propia felicidad. Hoy quiero recordar esas palabras- Y estas palabras, las cuales yo te mando hoy en este día, estarán en tu corazón.

Donde deben estar las palabras de Dios? En el corazón. Corazón es la parte interna y espiritual del ser humano. No es la mente donde todo se olvide. Es en el corazón donde siempre permanece.

Corazón, donde está el centro de nuestras motivaciones. Hoy apreciaré la Palabra del Señor y estaré muy deseoso de entenderla y conocerla. De guardarla y vivirla.

NO solo es la Palabra de Dios la que puedo tener hoy en mi corazón, sino que además el Espíritu Santo está en mi y él me enseñará toda verdad. No podré entender los mandamientos de Dios por mi mente finita. Pero, si con l ayuda del Espíritu de Dios.

Quiero hoy, ser agradable ante tu vista y por ello quiero caminar en este día a la luz de tu palabra y permite que ella trabaje en mi hoy, todo lo necesario para ser trasformado de gloria en gloria, como a la imagen del Señor.

Hoy quiero contar con la ayuda del Espíritu Santo para poder planear el día de tal manera que pueda dedicar tiempo para estudiar y meditar en la Palabra de Dios.

Hoy quiero saturar mi mente y mi corazón con la Palabra que es aceite fresco a mi alma y espejo para mirarme. Hoy quiero capacitarme con los preceptos de Dios para que cuando venga la oscuridad o pierda de vista lo que ahora veo, pueda permanecer firme, sin temor confiando en que lo que Dios ha dicho y se va a realizar

Señor: Tu palabra escrita es lampara a mis pies y lumbrera a mi camino. Tus maravillosas promesas aún las recuerdo y me dan aliento. Tus mandamientos no son pesados , ligera es tu carga cuando entiendo que lo que me ordenas es para mi propia felicidad.

Serafín Contreras Galeano

lunes, 18 de abril de 2011

ACERCANDOME AL REY



Deja que Tu Luz Brille

Una pequeña niña se encontraba entre un grupo de personas, que eran guiadas en una excursión por una gran catedral. Mientras el guía daba explicaciones sobre las diversas partes de la estructura, el altar, el coro, la mampara y la nave principal, la atención de la pequeña estaba enfocada en una vidriera de colores.

Estuvo por largo tiempo, considerando en silencio la ventana. Al elevar la vista hacia las figuras que formaban parte del vitral, su rostro fue bañado en un arco iris de colores cuando el sol de la tarde inundó el ala cruciforme de la inmensa catedral.

Cuando el grupo se preparaba para continuar la gira, la niña se llenó de valentía y preguntó al guía: “¿Quiénes son las personas que están en ese vitral tan hermoso?
-Esos son los santos” -respondió aquel.

Esa misma noche, mientras la niña se alistaba para acostarse, le dijo a su madre con orgullo:

-Sé quiénes son los santos.
-¿Lo sabes? -respondió la madre. ¿Y me podrías decir quiénes son?
Sin vacilar la niña respondió:

- ¡Son las personas que dejan que la luz brille a través de ellas!
¿Estas permitiendo que la luz del Señor brille a través de tí?


Hemos sido llamados a compartir la luz de Jesús en un mundo de tinieblas. Como rayos de luz que atraviesan el pesimismo y la oscuridad, podemos llevar esperanza y ánimo.

Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos. —Mateo 5:16

domingo, 10 de abril de 2011

ACERCANDOME AL REY



El Sembrador de Bellotas


En 1930 un joven viajero exploraba los Alpes Franceses. Llegó a una vasta extensión de tierra estéril. Estaba desolada. Era amenazante. Era horrible. Era el tipo de lugar del que uno sale huyendo de prisa.

Entonces, de repente, el joven viajero se detuvo sobre sus talones. En medio de este vasto desierto había un anciano encorvado. Sobre su espalda cargaba un saco de bellotas. En su mano había un trozo de tubo de hierro de metro y medio.

El hombre usaba el tubo de hierro para abrir agujeros en la tierra. Entonces, sacaba del saco que traía una bellota y la colocaba en el agujero. Luego, el anciano le dijo al viajero: “He sembrado más de 100,000 bellotas. Quizás tan solo una décima parte de ellas crecerán”. La esposa e hijo del anciano habían muerto, y esta era la manera como él había decidido invertir sus últimos años. “Quiero hacer algo útil”, dijo él.

Veinticinco años después, el ahora no tan joven viajero regresó al mismo paraje desolado. Lo que vio lo sorprendió. No podía creer lo que veían sus propios ojos. La tierra estaba cubierta con un hermoso bosque de tres kilómetros de ancho y ocho de largo. Las aves cantaban y los animales jugaban y las flores silvestres perfumaban el ambiente.

El viajero se quedó contemplándolo, recordando la desolación que alguna vez estuviese en su lugar; un hermoso bosque de robles ahora se levantaba allí –sólo porque alguien se interesó.

Brian Cavanaugh, T.O.R., The Sower’s Seeds
El Pensamiento del Capellán
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Nunca te canses de sembrar, lo que ahora parece que no germina un día brotará. Quizá no lo veas tú, pero lo verán tus hijos o tus nietos y tú sonreirás desde los cielos. La vida es un campo y tú eres el sembrador.

Y José dijo al pueblo: He aquí os he comprado hoy, a vosotros y a vuestra tierra, para Faraón; ved aquí semilla, y sembraréis la tierra. —Génesis 47:23.

El que al viento observa, no sembrará; y el que mira a las nubes, no segará. —Eclesiastés 11:4.

domingo, 3 de abril de 2011

ACERCANDOME AL REY



Cantaré al Señor un Cántico Nuevo.

Cantad a Dios fortaleza nuestra; al Dios de Jacob, celebrad con jubilo. Tomad la canción y tañed el arpa, el arpa deliciosa con el salterio- Puso luego en mi boca canción nueva, alabanza a nuestro Dios. Verán esto muchos y temerán y esperarán en el Señor” Isaías 42:10, Salmo 81:1,2.

Canciones hay muchas y cada día cuando prendo la radio encuentro que lo que más abunda son canciones, canciones de dolor, canciones de corazones heridos, canciones que incitan y promueven la desilusión. La música forma parte del diario vivir del ser humano.
Hoy, sin embargo yo quiero abrir mis labios para anunciar las bondades de aquel que me cambio y transformó y a la vez quiero elevar mi canto, un cántico nuevo para exaltarlo y adorarlo.

El gozo del Señor es vuestra fortaleza y en ese gozo cantaré. A través del cántico daré gracias a Dios por sus bondades y sus misericordias. Conociendo el tiempo, que es ya hora de levantarnos del sueño; porque ahora está mas cerca nuestra salvación que cuando creímos. La noche ha pasado y ha llegado el día; echemos, pues, las obras de las tinieblas y vistámonos de lar armas de la luz, entonando canto de adoración al que vive para siempre.

Andemos como de día, honestamente; hoy no en andemos en glotonerías y borracheras, no en lechos ni en disoluciones, no en pendencias ni envidias; mas vestíos del Señor Jesucristo y no hagamos caso de la carne en sus deseos, antes bien, elevemos nuestro corazón, nuestro espíritu y nuestra alma en un canto nuevo que nace de un corazón agradecido y dispuesto a vivir e este día para aquel que nos amo y nos lavo con su sangre.

Gracias Señor por este día. Es realmente un regalo que nos extiende en medio de tu misericordia y bondad.

Hoy escucharé muchos cantos…pero ninguno de ellos me llenará por que son cantos que nacen de corazones heridos.

Por lo tanto en medio de tal confusión musical, yo quiero levantar mi voz con un cántico nuevo para anunciar que tu vives y que trasformas.

Permite que mi vida hoy… toda mi vida sea una melodía tanto para ti en adoración como para testimonio a aquellos que desilusionados de la vida se encontrarán conmigo y así poderles decir que el tema de mi canción hoy..es Jesús es el Salvador y Señor y que ellos también podrán saborear gustar tu presencia y tu misericordia. Señor que los corazones heridos puedan sentir consuelo con el cántico nuevo de mi existencia el cual ha nacido de la cruz en tu obra expiatoria y amorosa. Amen

Dr. Serafín Contreras Galeano.

sábado, 2 de abril de 2011

ACERCANDOME AL REY



Perseverando en la Oración

” Perseverad en la oración, velando en ella con acción de gracias” Colosences 4:2

Es muy interesante que cada vez que me encuentro con un pasaje de las Sagradas Escrituras hay algo que tiene que ver con oración.

Encuentro ejemplos, o mandamientos o exhortaciones o tal vez promesas que tienen que ver con la oración.

Encuentro un Jacob luchando con Dios o un Daniel quien oraba tres veces al día, un David quién con todo su corazón clamó a Dios y sobre la montaña encontramos un Elías orando al Señor, en la mazmorra un Pablo y Silas.

Yo encuentro en la Palabra de Dios multitudes de mandamientos sobre la oración y miles de promesas.

¿Qué me enseña todo esto? Sin duda me enseña las grandes reservas acumuladas para mi en la oración y por supuesto la importancia de la oración como un medio que el Señor me ha dado.

Dios ha destacado en su Palabra a través de estas verdades el destino que él tiene para mi como hijo y siervo de él. Si Dios me habla en su palabra acerca de la oración, es porque el sabe que yo necesito de la oración.

Son tan profundas las reservas que Dios tiene para mí como hijo que no las podré ver en acción hasta que no llegó a ese depósito de reservas con la única llave que encaja en esa cerradura, la oración. Un alma sin oración es casi un alma sin Cristo, porque oración y Cristo están tomados de la mano.

La oración es el balbuceo de un niño creyente, el grito del creyente combatiente, es el hálito del que ya no tiene aliento, es la comodidad, la fortaleza y el honor de un cristiano. Si yo soy un hijo de Dios no podré estar tranquilo hasta no vea el rostro de mi Padre en oración. Necesito hoy orar para ser más santo, más humilde y más paciente.

Hoy necesito orar para ser un ejemplo y bendición a otros. La orden que recibo del Señor hoy es: Perseverad en oración, velando en ella con acción de gracias. En todas las religiones del mundo la oración juega un papel vital. Sea mahometano, Budista y de cualquiera otra corriente.

La oración es como una columna vertebral dentro de las manifestaciones religiosas. En la vida cristiana la oración es como el oxígeno a los pulmones. No podremos vivir espiritualmente sin oración. Hoy, quiero respirar el oxígeno espiritual de la oración para darle vida a mi espíritu por el Espíritu de Dios.

Señor, el libro de los libros, tu sagrada palabra me invita cada día a entrar en la sala de tu trono y al depósito de las reservas celestiales a través de la oración.

Este es un gran y único privilegio. Puedo llegar confiadamente ante tu trono y llenar mi corazón con tu gracia a través del maravilloso camino de la oración. Gracias por preparar ese camino para mi en este día. Amén.

Dr. Serafín Contreras Galeano.