domingo, 31 de julio de 2016

Yo estaré contigo, dice el Señor



“No tengas miedo, porque yo estoy contigo; no te desalientes, porque yo soy tu Dios. Te daré fuerzas y te ayudaré; Pues yo te sostengo de tu mano derecha; yo, el Señor tu Dios. Y te digo: No tengas miedo, aquí estoy para ayudarte.” Isaías 41: 10,13.
No importa cuán grande o desesperante sea tu situación, quiero que sepas que no estás solo (a) Dios promete que Su presencia estará siempre contigo. Él te ayudará, te guiará y protegerá aunque tu problema te muestre lo contrario. Por lo tanto, no te preocupes ni te afanes en este día. “…no te desampararé, ni te dejaré.” Hebreos 13:5
Jesús confió plenamente en las palabras de su Padre Celestial, quien al tercer día lo resucitó. Los tres jóvenes amigos de Daniel confiaron en el poder de Dios y el fuego del horno no les hizo daño. El mismo Daniel depositó su vida en las manos de Dios y los leones no lo tocaron. Él es quien tiene un verdadero cuidado de sus hijos, por eso nos dice: “No temas, yo estoy contigo”
Descansa confiando en Dios, en su poder y soberanía, Él siempre sabe qué hacer en el momento y lugar perfectos.  Nada escapa de Su mano y tiene todo bajo control. Busca su dirección y persevera aunque el tiempo sea difícil, Dios va contigo.
"...ustedes deben tenerse por muy dichosos cuando se vean sometidos a pruebas de toda clase. Pues ya saben que cuando su fe es puesta a prueba, ustedes aprenden a soportar con fortaleza el sufrimiento. Pero procuren que esa fortaleza los lleve a la perfección, a la madurez plena, sin que les falte nada.” Santiago 1:2-4
No desfallezcas, toma nuevo ánimo y confía, porque Dios ha prometido estar contigo todos los días de tu vida. “…y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.” Mateo 20:28
No estás solo y puedes estar seguro que Dios siempre estará a tu lado. “Cuando pases por aguas profundas, yo estaré contigo. Cuando pases por ríos de dificultad, no te ahogarás. Cuando pases por el fuego de la opresión, no te quemarás; las llamas no te consumirán.” Isaías 43:2 (NTV)

       Diego Jora
      CVCLAVOZ    

sábado, 30 de julio de 2016

¿Conoces el amor perfecto?



Las montañas podrán cambiar de lugar, los cerros podrán venirse abajo, pero mi amor por ti no cambiará. Siempre estaré a tu lado y juntos viviremos en paz. Te juro que tendré compasión de ti. Isaías 54:10 (TLA)
Una necesidad básica de las personas es amar y ser amadas, y eso se ve afectado muchas veces porque fallamos o cometemos errores, llegando a creer que no merecemos el amor de Dios ni de nuestro prójimo. Es por eso que nada en el mundo necesita tanta compasión como nosotros.
Sólo un amor perfecto, el de Dios, cubre nuestras faltas con perdón y misericordia; pero ocurre que no solemos acudir a ese amor, sino que nos sumergimos en nuestro propio ego y autosuficiencia apartándonos más y más de Él.
Sin embargo, y a pesar de ello, el Señor nos busca y nos espera con amor, como lo describe la parábola del hijo pródigo, a quien no negó en ningún momento su compasión;  aunque fue por voluntad propia que el hijo se fue a mal gastar su herencia y a vivir desenfrenadamente, fue recibido con ternura.
Lo peor que podemos hacer es alejarnos de Dios en esos tiempos que fallamos, por eso debemos considerar que tenemos un Padre lleno de compasión, que su amor es perfecto y que no cambia, pues nos ve a través de Jesucristo, nuestro salvador.
Si sientes que Dios está lejos porque has fallado, no tardes más en acercarte nuevamente, háblale de cómo te sientes y sobre todo recibe su amor perfecto.
    Soraida Fuentes
        CVCLAVOZ    

viernes, 29 de julio de 2016

¿Qué hacer en tiempos de angustia?



“Entonces clamaron a Jehová en su angustia, y los libró de sus aflicciones”. Salmos 107:6
Los tiempos de angustia generalmente están caracterizados por el dolor y la prueba. Los pensamientos parecen estar fuera de control, vienen una y otra vez, como dardos venenosos tratando de amedrentar, llenarnos de temor e incertidumbre.
De manera recurrente llega a nuestra mente la misma pregunta: ¿Y si todo sale mal? ¿Y si esta situación no cambia? ¿Qué será de mi familia? ¿Qué será de mi vida? ¿Terminaré avergonzado cuando me pregunten dónde está tu Dios?
La palabra angustia viene del latín angustĭa (“angostura”, “dificultad”), la angustia es la congoja o aflicción. Se trata de un estado afectivo que implica un cierto malestar psicológico, acompañado por cambios en el organismo (como temblores, taquicardia, sudoración excesiva o falta de aire).
Desde una mirada psicológica podemos definir la angustia como la reacción de un individuo frente a una situación traumática, cuando no puede dominar las excitaciones de origen externo o interno. Es un estado de tensión acumulada y que no pudo ser descargada.
Cuando sucede esto y con tantas preguntas en la mente, muchos procuran respuestas  y en su afán, suelen buscarlas en lugares y personas equivocadas.
En su desesperación algunos consultan con la señora del barrio que se dedica a tirar las cartas, otros creyendo que lo que necesitan es tener más suerte, recurren a amuletos o supersticiones, mientras que otros comienzan a pedir una cantidad de consejos entre parientes o amigos, casi haciendo una especie de encuesta.
Abrir el corazón a las personas es peligroso y más cuando ni siquiera conocemos su estilo de vida, su sistema de valores y creencias que son en definitiva los determinantes de su comportamiento.
Cuanta gente termina aún más herida por buscar ayuda en las personas equivocadas y que tremendamente peligroso es abrir el corazón a quienes simplemente se conocen en un chat o por redes sociales, sin saber absolutamente nada de ellos.
A veces en lugar de recibir ayuda, solo se logra más dolor o el amargo sabor de la indiferencia o peor aún sentir que la situación que uno confió en privado, ahora se hizo pública sintiéndonos invadidos y traicionados en nuestra confianza.
¿Entonces es importante y correcto pedir ayuda? Por supuesto que sí y en primer lugar debemos invocar a nuestro Padre amoroso quien siempre estará disponible y sus oídos atentos a nuestra oración.
El salmista nos dice a quien es necesario invocar en el día de la angustia, ya que solo Dios es quien en realidad tiene todo poder para cambiar nuestro actual estado y proveer una real solución para nuestros problemas.
“En mi angustia invoqué a Jehová, Y clamé a mi Dios. El oyó mi voz desde su templo, Y mi clamor llegó delante de él, a sus oídos.” Salmos 18:6.
En el mismo sentido, leer salmos 118:5 y Jonás 2:2.
Por lo tanto, si hoy tu vida se ha llenado de angustia, si los pensamientos te aturden y el futuro se presenta como una incierta amenaza, invoca a tu Dios, el único que tiene todas las respuestas, solo Él te ama con un amor perfecto y desinteresado. ¡Quien como Él, para cambiar tu situación actual, devolverte el gozo y la paz que sobrepasa todo entendimiento!
      Daniel Zangaro
          CVCLAVOZ    

jueves, 28 de julio de 2016

¿Te rendirás?



En Colosenses 1, Pablo se dirige a la gente que está en Colosas, a los que habían creído el evangelio de Jesucristo, dicen los versículos 21 al 23: “…antes estaban lejos de Dios. Eran sus enemigos, separados de él por sus malos pensamientos y acciones; pero ahora él los reconcilió consigo mediante la muerte de Cristo en su cuerpo físico. Como resultado, los ha trasladado a su propia presencia, y ahora ustedes son santos, libres de culpa y pueden presentarse delante de él sin ninguna falta.
Pero deben seguir creyendo esa verdad y mantenerse firmes en ella. No se alejen de la seguridad que recibieron cuando oyeron la Buena Noticia. Esa Buena Noticia ha sido predicada por todo el mundo, y yo, Pablo, fui designado servidor de Dios para proclamarla.

El Apóstol Pablo, les recuerda a los colosenses cómo era su vida pasada y cómo pasaron a ser santos, libres de culpa y aptos para presentarse delante de Dios por medio del sacrificio de Jesús pero además los insta a cumplir una obligación: “deben seguir creyendo y mantenerse firmes”
En un momento de desesperación o de problemas que nos dejan debilitados nuestra reacción puede llevarnos a cuestionar nuestra fe en Dios, en la transformación que está realizando, su poder para ayudarnos, incluso perdemos la fe en nosotros mismos.
Es importante tener presente que más allá de todo lo malo que ocurra a nuestro alrededor no debemos rendirnos. Si hoy estás desanimado y sin fuerzas, vuelve a creer en la grandeza, misericordia, gracia, justicia y todos los atributos que Dios tiene para con sus hijos.
La batalla aún no termina, Dios está de nuestro lado y no dejará que nos rindamos hasta que haya terminado su obra perfecta en nosotros.


Soraida Fuentes
    CVCLAVOZ    

domingo, 24 de julio de 2016

Levanta tu mirada



En cierta ocasión un predicador hablaba a un grupo de granjeros y les decía: “Algunos hombres son como ciertos animalitos, que no pueden mirar arriba a menos que estén tumbados de espaldas. Afanados por las cosas de aquí abajo, no encuentran tiempo más que para sembrar, trabajar, etc. Hasta que el Señor, en su misericordia, los tumba de espaldas: alguna enfermedad, un desastre, aflicción, etc. Entonces se dan cuenta de que “arriba” hay algo de mucho más valor que todas aquellas cosas que con tanto afán buscaron por el suelo”.
Las ocupaciones de esta vida y sus afanes pueden llegar a mantenernos con la mirada fija en las cosas terrenales, en lo pasajero, en lo urgente pero no en lo que realmente es importante. Entonces, cuando hemos perdido la perspectiva, Dios decide en su misericordia ponernos un alto y, de repente  por alguna circunstancia, nos encontramos de espaldas con la mirada hacia arriba.
“Busquen el reino de Dios por encima de todo lo demás y lleven una vida justa, y él les dará todo lo que necesiten”.  Mateo 6:33 (NTV)
Si bien es cierto que debemos trabajar y esforzarnos para salir adelante, lo más importante es mirar hacia arriba, tener puestos los ojos en Dios y en aquellas cosas que alimentan nuestro espíritu, que nos hacen crecer más y acercarnos más a nuestro  Creador.
“No se preocupen tanto por las cosas que se echan a perder, tal como la comida. Pongan su energía en buscar la vida eterna que puede darles el Hijo del Hombre…” Juan 6:27 (NTV)
Si estás enfrentando problemas  recuerda que Dios te ama tanto que desea recordarte que debes levantar tu mirada, Él tiene grandes cosas para ti pero necesita que  mires hacia arriba. ¡Confía en Dios!

 
Ana María Frege Iss
  CVCLAVOZ    

martes, 19 de julio de 2016

¿Has intentado todo?



Una mujer fue diagnosticada con cáncer y le dieron  tres meses de vida. En su desesperación visitó gitanos, hechiceros y a todo aquel que decía que podía sanar, pero nada funcionó. Ella había gastado todo el dinero que tenía y también sus fuerzas, hasta que una persona la invitó a conocer a Cristo. Aunque al principio había cierta resistencia, sabía que era lo único que  no había intentado.
Cuando el  Señor llegó a su corazón y le dio más de lo que ella esperaba, sanó su interior y le dio paz. Ella  iba todos los días a alabarle y sin darse cuenta vivió diez años más del diagnóstico que le dieron, murió tranquila y sin dolor en su cama.
Esta mujer era mi abuelita y esta historia la saben todos sus hijos, quienes vieron su sufrimiento y el increíble cambio del mismo, por lo cual decidieron conocer también a Jesús. En la palabra de Dios podemos encontrar una historia similar y me gustaría compartirla contigo:
Pero una mujer que desde hacía doce años padecía de flujo de sangre, y había sufrido mucho de muchos médicos, y gastado todo lo que tenía, y nada había aprovechado, antes le iba peor, cuando oyó hablar de Jesús, vino por detrás entre la multitud, y tocó su manto.  Porque decía: Si tocare tan solamente su manto, seré salva. Y en seguida la fuente de su sangre se secó; y sintió en el cuerpo que estaba sana de aquel azote.
Luego Jesús, conociendo en sí mismo el poder que había salido de él, volviéndose a la multitud, dijo: ¿Quién ha tocado mis vestidos? Sus discípulos le dijeron: Ves que la multitud te aprieta, y dices: ¿Quién me ha tocado? Pero él miraba alrededor para ver quién había hecho esto. 
Entonces la mujer, temiendo y temblando, sabiendo lo que en ella había sido hecho, vino y se postró delante de él, y le dijo toda la verdad. Y Él le dijo: Hija, tu fe te ha hecho salva; ve en paz, y queda sana de tu azote.” Marcos 5:25-34
Es posible que estés sufriendo por una enfermedad y has corrido por todas partes buscando alguna solución pero nada ha funcionado ¿Piensas que has intentado todo? Creer en Jesús es la única salida que tienes, anímate a acercarte a Él para pedir perdón y misericordia por tu vida.
¿Pero qué llevó a Juan Luís Guerra a volverse cristiano? Esa pregunta se la hacen sus seguidores una y otra vez. Él la responde sin prisa: “Yo tenía en mi vida muchos triunfos, fama y fortuna pero no tenía paz, vivía tomando pastillas para controlar la ansiedad y dos personas me predicaron y dijeron que la paz que buscaba, la podía encontrar ahí, en el Señor. Abrí mi corazón y no sólo encontré paz sino vida eterna”.
Dios te puede responder de diferentes maneras, es posible que te sane o te diga que el tiempo ha llegado para que estés con Él. Nadie puede decirte qué es lo mejor para ti, pero si la respuesta viene de Dios ten por seguro que te llenará de paz y sanará tu interior para que en el tiempo indicado puedas irte seguro de que estarás con Él.
¡No corras más! Busca al dueño de la vida.
 Shirley Chambi 
                CVCLAVOZ    

miércoles, 13 de julio de 2016

Buscando la felicidad



Cuenta una historia que había una vez, en un frío día de invierno, un burrito al que tanto la estación, como la comida que su dueño le daba, le desagradaban profundamente. Cansado de comer insípida y seca paja anhelaba, con todas sus fuerzas, la llegada de la primavera para poder comer la hierba fresca que crecía en el prado.
Entre suspiros y deseos, llegó la tan esperada primavera para el burrito, en la que poco pudo disfrutar de la hierba, ya que su dueño comenzó a segarla y recolectarla para alimentar a sus animales. ¿Quién cargó con ella? El risueño burro, al que tanto trabajo hizo comenzar a odiar la primavera y esperar con ansias el verano.
Pero el verano tampoco mejoró su situación, ya que le tocó cargar con los granos y los frutos de la cosecha hasta la casa, sudando terriblemente y abrazando su piel con el sol. Algo que le hizo volver a contar los días para la llegada del otoño, que esperaba que fuera más relajado.
Llegó al fin el otoño y con él mucho más trabajo para el burrito, ya que en esta época del año, toca recolectar la uva y otros muchos frutos del huerto, que tuvo que cargar sin descanso hasta su hogar.
Cuando por fin llegó el invierno, descubrió que era la mejor estación del año, puesto que no debía trabajar y podía comer y dormir tanto como quisiera, sin que nadie le molestara. Así fue, como recordó lo tonto que había sido.
Para ser felices no necesitamos todo aquello que ven nuestros ojos,  lo que nos ofrece la publicidad ni los que otros poseen. Podemos ser felices con lo que Dios nos da porque eso es exactamente lo que necesitamos.
“Sean agradecidos en toda circunstancia, pues esta es la voluntad de Dios para ustedes, los que pertenecen a Cristo Jesús”. 1 Tesalonicenses 5:18 (NTV)
Muchas veces la gente se pasa años buscando tener más, buscando vivir la historia de los demás y en esa su búsqueda lo único que hacen es aumentar su infelicidad porque cada vez que llegan a donde pensaron que serían felices se dan cuenta de que algo más les  hace falta y ven que abandonaron cosas muy valiosas por algo que no existe.
No está mal querer superarse pero no vivas desdichado ignorando que, en realidad, podrías ser una de las personas más bendecidas del mundo.
 Ana María Frege Issa 
              CVCLAVOZ  

lunes, 11 de julio de 2016

¿Sientes temor?



¿A qué sientes miedo? El miedo se trata de una alteración del ánimo que produce angustia ante un peligro, el temor es algo más profundo ya que implica respeto y reverencia.
Mas os digo, amigos míos: No temáis a los que matan el cuerpo, y después nada más pueden hacer. Pero os enseñaré a quién debéis temer: Temed a aquel que después de haber quitado la vida, tiene poder de echar en el infierno; sí, os digo, a éste temed. Lucas 12:4-5
Muchas personas sienten gran temor por los delincuentes y asesinos que pueden matar y se encuentran en las calles o merodeando alrededor de los hogares, pero Jesús enseña  que no se debe  tener temor de ellos, sino de Dios quien puede poner fin a tu vida física y también espiritual, enviándote a un sufrimiento eterno.
El temor de Jehová es el principio de toda sabiduría; buen entendimiento tienen todos los que practican sus mandamientos (Salmo 111:10). 
Es fácil cometer errores cuando emprendemos algo, por lo que muchas personas quisieran tener sabiduría en el momento de tomar decisiones y así evitar pasar  por las diferentes frustraciones que conlleva la ignorancia ¿Quieres ser un hombre o mujer sabio? El primer paso  para serlo es que tengas temor a Dios. La pregunta es: ¿Tienes respeto o reverencia a Dios?
El temor a Dios es la base para nuestro andar en sus caminos; si tienes temor entonces vas a servirle y apartarte de lo que no le agrada, entenderás lo mucho que Dios aborrece el pecado y, por lo tanto, buscarás reverenciarlo.
Te animo a pedir perdón a Dios por todos tus pecados y también para que puedas apartarte de ellos, toma la decisión de servirle y alejarte de lo que desagrada a Dios; si hay alguien por quien debes sentir temor es a Él, quien es dueño de la vida.
 Shirley Chambi 
    CVCLAVOZ  

domingo, 10 de julio de 2016

Somos los fieles, no lo olvides



“Pero nosotros no somos de los que se apartan de Dios hacia su propia destrucción. Somos los fieles, y nuestras almas serán salvas.” Hebreos 10:39 (NTV)
¿Cuántas veces has querido renunciar a tu fe y dejarlo todo?, ¿En cuántas oportunidades los problemas te han desanimado y  las tentaciones te han vencido? Y pese a las adversidades continúas de pie y con esperanza, esto es  porque Dios te ama y quiere que sigas adelante.
Cada vez que Dios te quiera llevar a un nuevo nivel de vida tendrás que atravesar pruebas. Ellas son las que forman tu carácter, personalidad y forma de ser. No son opcionales ni elegibles, al contrario, son establecidas y dadas por Dios. “Más él conoce mi camino; Me probará, y saldré como oro.” Job 23:10
Si aún no lo hiciste, te animo a que leas el libro de Job, verás que Dios probó a Job quitándole todo y dejándolo prácticamente sin nada. Pero lo más hermoso que encontrarás es que él se mantuvo firme e íntegro ante la prueba. “… ¿Recibiremos de Dios el bien, y el mal no lo recibiremos? En todo esto no pecó Job con sus labios.” Job 2: 10
Y es que siempre tendrás pruebas, la vida está llena de ellas pero ninguna se vence huyendo, al contrario, tienes que enfrentarlas cada vez que se presenten en tu vida.  
Sé que es doloroso y desesperanzador encontrarse en medio de la prueba, pero recuerda que nosotros no somos de los que se apartan de Dios hacia su propia destrucción. Somos los fieles, y nuestras almas serán salvas.
Acuérdate de nuestros antepasados, cómo permanecieron fieles aunque tuvieron que soportar terribles sufrimientos. Por lo tanto, no deseches la confianza que tienes en el Señor. Ten presente la gran recompensa que te traerá. Perseverar con paciencia es lo único que necesitas ahora para seguir haciendo la voluntad de Dios. Entonces recibirás todo lo que él ha prometido.
Dios ha de cumplir su palabra pues él no es hombre para que mienta ni hijo de hombre para que se arrepienta, no permitas que el desánimo afecte tu vida espiritual. Créele a Dios, sigue confiando en sus promesas y declara: He aquí, aunque él me matare, en él esperaré; no obstante, defenderé delante de él mis caminos, y él mismo será mi salvación... Job 13:15.
“Por lo cual estoy seguro de  que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principales, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.” Romanos 8:28
Apóyate en la palabra de Dios, en la espada de doble filo que penetra en el enemigo, hasta los tuétanos y vence.
“…Todo aquel que en El creyere, no será avergonzado.” Romanos 10:11


  Diego Jora 
  CVCLAVOZ    

sábado, 9 de julio de 2016

¡Alto!



“Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.” Filipenses 4:7
En varias películas vemos que tras robos o secuestros, los delincuentes pasan por muchas travesías para salirse con la suya pero al final son atrapados. 
Huir pareciera ser lo más conveniente cuando uno no quiere enfrentarse a las consecuencias de sus acciones, por un tiempo esto parece funcionar, hasta que es inevitable enfrentarse a la realidad y a la falta de paz que esto trae. 
Quizá sea la vergüenza lo que nos hace callar o repetir el mismo pecado que ya confesamos y prometimos ya no cometerlo, incluso el pensamiento: “para qué confesar si lo volverás a hacer” o muchas otras razones que evitan que hagamos frente a nuestra falta. Esto con el tiempo se vuelve en una carga muy pesada y difícil de llevar en especial cuando decidimos callar y no estar a cuentas con Dios.
Cualquiera que sea el motivo que nos haga huir de Dios, hoy detengámonos para recibir la misericordia y gracia de nuestro Padre amoroso. Posiblemente ante tus ojos o los ojos de los demás no merecemos el perdón ni de Dios pero ese es un concepto alejado de lo que en realidad es el perdón de Dios.
Aunque estés en lo más bajo, Él está ahí extendiéndote su mano para levantarte y perdonarte, no huyas más, porque es como si fuéramos niños huyendo de nuestro padre que quiere darnos un remedio o medicamento que nos sanará de una grave enfermedad.
“El que encubre sus pecados no prosperará; mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia.” Proverbios 28:13
¡Alto! ya no sigas llevando esa carga, permite que Dios la quite de tus hombros mientras recibes un abrazo de amor y perdón.
Soraida Fuentes
    CVCLAVOZ

viernes, 8 de julio de 2016

Fuiste creado único, no te compares



“Justo eres tú, oh Jehová, para que yo dispute contigo; sin embargo, alegaré mi causa ante ti. ¿Por qué es prosperado el camino de los impíos, y tienen bien todos los que se portan deslealmente?” Jeremías 12:1
Hay personas que todo el tiempo se comparan con otros, muchas veces no lo exteriorizan, pero en realidad están muy atentos de los logros que otros alcanzan. Observan todo, si una familia progresa económicamente, si viajan seguido, el auto que manejan o las mejoras que hacen en sus casas, todo está bajo la atenta mirada de la gente. Pero en lugar de ver estas señales de prosperidad o bendición en otros como un motivo de alegría, guardan un íntimo resentimiento que tiene su origen en la comparación. 
Es muy común la pregunta, ¿Pero cómo es posible que esta persona que ni cree en Dios, ni va a la iglesia y hasta deprecia todo lo relacionado con la fe, vive en felicidad y abundancia y hasta parece que la vida le sonríe?.  En el fondo con este tipo de preguntas, lo que estamos cuestionando sutilmente es la justicia de Dios. Pensamos que nosotros tenemos más merecimientos para recibir bendición y vemos a los impíos en la posición de estar recibiendo lo que no debieran.
Leemos en Salmos: “No te impacientes a causa de los malignos. Ni tengas envidia de los que hacen iniquidad.” Salmos 37:1 Aunque parezca extraño, en este tipo de situaciones, nos encontramos como hijos de Dios teniendo envidia de los impíos, como si no fuéramos conscientes de quienes somos en Cristo, es decir de nuestra verdadera identidad.
Dicen que las comparaciones son odiosas y seguramente esta expresión popular tenga algo de verdad, pero además terminan trayendo amargura. Cada persona es única como así también el trato y la relación que Dios tiene con ella. Tengamos en cuenta que muchas veces hacemos comparaciones con casi nula información de la vida de la persona, solo nos quedamos con lo externo o lo aparente, sin ver lo que está sucediendo en el interior, ni mucho menos su historia de vida. 
Por ejemplo vemos un profesional próspero y reconocido, pero no nos detenemos a pensar en los años que dedicó para estudiar y prepararse para obtener un título, ni tampoco las dificultades que debió superar para llegar esa meta. Y hasta en el ámbito ministerial, vemos a un pastor o un ministerio, la gente que apoya y pensamos que todo resulta fácil, sin embargo solo aquellos que pagaron el precio conocen acerca de las luchas enfrentadas, las divisiones, persecuciones y como se pudieron sobreponer. Solo nos quedamos con lo exterior y contra eso nos comparamos.
Una manera de evitar que la amargura crezca en nuestros corazones es dejarnos de comparar, comprendiendo que tenemos una relación personal y única con Dios y que nuestros tiempos o procesos pueden ser muy diferentes a los de otro. “Cuando pensé para saber esto. Fue duro trabajo para mí. Hasta que entrando en el santuario de Dios. Comprendí el fin de ellos” Salmos 73:16-17
Dios conoce lo más profundo de la vida de cada persona, por lo tanto no somos nosotros quienes debemos ponernos en la posición de determinar que le corresponde a cada uno, o si está bien o mal que tal persona prospere. Quizás cuando esto pasa, es porque estamos adoptando las definiciones de éxito que tiene el mundo, poder, riquezas, fama etc. Sin embargo el concepto de una vida exitosa para el creyente, siempre debe pasar por el cumplimiento de los planes de Dios para cada uno.
Por lo demás, no entremos en la trampa de la comparación la cual siempre nos conducirá al orgullo, si es que nos consideramos mejores, o frustración y amargura si nos ubicamos en un plano de inferioridad. Si para Dios eres único, ¿Para qué compararte?, lo importante es que de alguna manera te pareces a tu creador, fuimos creados a su imagen y semejanza, entonces, esperemos con paciencia el cumplimiento de los tiempos y planes de Dios en nuestras vidas.
 Daniel Zangaro 
                 CVCLAVOZ  

miércoles, 6 de julio de 2016

Prisionero



Cuenta una antigua historia que cada año, con motivo de las fiestas de aniversario de su coronación, el rey de una pequeña ciudad liberaba a un prisionero. Cuando cumplió 25 años como monarca, él mismo quiso ir a la prisión acompañado de su Primer Ministro y toda la corte para decidir a cuál prisionero iba a liberar.
- "Majestad", dijo el primero, "yo soy inocente pues un enemigo me acusó falsamente y por eso estoy en la cárcel".
- "A mí", añadió otro, "me confundieron con un asesino pero yo jamás he matado a nadie".
- "El juez me condenó injustamente", dijo un tercero.
Y así, todos y cada uno manifestaba al rey porque razones merecían precisamente la gracia de ser liberados. 
Había un hombre en un rincón que no se acercaba y que por el contrario permanecía callado y algo distraído. Entonces, el rey le preguntó: "Tu, ¿por qué estás aquí?
- El hombre contestó: "Porque maté a un hombre majestad, yo soy un asesino".
- "¿Y por qué lo mataste?", inquirió el monarca.
- "Porque estaba muy violento en esos momentos", contestó el recluso.
- "¿Y por qué te violentaste?", continuó el rey.
- "Porque no tengo dominio sobre mi enojo", respondió el prisionero.
Pasó un momento de silencio mientras el rey decidía a quien liberaría. Entonces tomó el cetro y dijo al asesino que acaba de interrogar: "Tú sales de la cárcel".
- "Pero majestad", replicó el Primer Ministro, "¿acaso no parecen más justos cualquiera de los otros?"
- "Precisamente por eso", respondió el rey, "saco a este malvado de la cárcel para que no eche a perder a todos los demás que parecen tan buenos."
Ocultar o negar tu pecado no te hará libre, Dios conoce todo lo que pasó y por más que hayas pecado una y otra vez, si te acercas a Él de corazón y le pides perdón reconociendo tu falta, te perdonará, olvidará lo que hiciste y te dará una nueva oportunidad.
No vivas preso de tu pecado, Dios te da la oportunidad de ser libre, solamente debes reconocer tus faltas y cambiar de actitud.
“Porque seré propicio a sus injusticias, Y nunca más me acordaré de sus pecados y de sus iniquidades” Hebreros 8:12
¡No esperes más! Alcanzar la  libertad que anhelas, depende de ti.

 
  Ana María Frege Issa
            CVCLAVOZ    
                        

martes, 5 de julio de 2016

No hagas caso



Siempre existirán personas a nuestro alrededor que sólo están esperando que las cosas nos salgan mal y que fracasemos.
Lo mismo le ocurrió a Pablo en Hechos 28:6, cuando fue tomado preso,  él no se dio por vencido,  continuaba sirviendo y trabajando en medio de la lluvia y el frío, era el único que traía ramas secas para el fuego e incluso fue mordido por una serpiente. Lo normal hubiera sido que él cayera muy mal y muriera por el veneno de aquel reptil y lejos de ayudarlo, las personas que estaban ahí, sólo se pusieron a criticarlo porque seguía como si nada le hubiera pasado y, además, esperaban muy pacientemente que cayera muerto.
Muchos de nosotros podemos identificarnos con este breve relato de la vida de Pablo, quizás nos encontramos en la misma situación, hemos fracasado en algo o estamos atravesando alguna prueba y el enemigo solamente se queda esperando a que caigamos sin ganas de levantarnos y muramos.
Lamentablemente, a lo largo de nuestra vida tal vez encontremos personas que lo único que harán será criticar, hagas bien o hagas mal sólo buscarán destruirte con sus comentarios; también existirán personas que esperarán tu caída, tu derrota y tu muerte, pero eso no tiene porqué suceder. Dios nos hizo más que vencedores y nos dijo: “Ninguna arma forjada contra ti prosperará, y condenarás toda lengua que se levante contra ti en juicio. Esta es la herencia de los siervos de Jehová, y su salvación de mí vendrá, dijo Jehová.” Isaías 54:17 (RVR-1960)
Hoy te animo a levantarte, no permitas que ninguna crítica o palabra terrenal usada por el enemigo te derrumbe, tú no estás solo y a pesar de las serpientes que se atraviesen en tu camino, Dios no te dejará morir. Sigue adelante y levántate.

   Telma Céspedes
      CVCLAVOZ  

lunes, 4 de julio de 2016

¿Realmente lo amas?



Si usted ama a alguien seguramente desea que la otra persona manifieste también este sentimiento; y es que el amor no necesita ser comprendido, necesita ser demostrado cada día y a cada instante.
Cuando hubieron comido, Jesús dijo a Simón Pedro: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas más que éstos? Le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te amo. Él le dijo: Apacienta mis corderos.
Volvió a decirle la segunda vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te amo. Le dijo: Pastorea mis ovejas.
Le dijo la tercera vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro se entristeció de que le dijese la tercera vez: ¿Me amas? y le respondió: Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te amo. Jesús le dijo: Apacienta mis ovejas. Juan 21:15-17
Jesús le preguntó tres veces a Pedro si lo amaba y él respondió que sí; lo interesante es lo que el Maestro menciona después de cada respuesta: “Pastorea mis ovejas”. En otras palabras, lo que manifestaba era que si su discípulo lo amaba debía demostrarlo cuidando de las ovejas. Jesús no solamente deseaba escuchar a Pedro decir que lo ama, sino que este amor debía ser demostrado al realizar su servicio.
Las ovejas a las cuales se refería Jesús no eran animales, sino, a las personas que han decidido creer en Él.
Ahora es tiempo de que reflexiones en esta pregunta: ¿Amas a Dios? Es fácil decir en palabras que amamos a alguien, pero el reto está en demostrarlo. El trabajo de un pastor es alimentar, proteger y cuidar a las ovejas, y en este tiempo muchas se han perdido del camino. Si amas a Dios, Él te pide que las busques, que les enseñes y salves sus vidas.
Respondió Jesús y le dijo: El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él. Juan 14:23
Si realmente amas a Dios lo demostrarás al estar en constante comunión con Él, estudiando y obedeciendo su palabra. Si no tienes una relación con Dios en la que cada día oras y estudias su palabra, entonces estás lejos de Él  ¿Quieres que Dios more en tu vida y en tu familia? Decide amarlo.

 

  Shirley Chambi
     CVCLAVOZ    

domingo, 3 de julio de 2016

No te olvides de Él



“Cuídate de no olvidarte de Jehová tu Dios, para cumplir sus mandamientos, sus decretos y sus estatutos que yo te ordeno hoy; no suceda que comas y te sacies, y edifiques buenas casas en que habites, y tus vacas y tus ovejas se aumenten, y la plata y el oro se te multipliquen, y todo lo que tuvieres se aumente; y se enorgullezca tu corazón, y te olvides de Jehová tu Dios, que te sacó de tierra de Egipto, de casa de servidumbre.” Deuteronomio 8:11-14
A veces creemos que asistiendo a la iglesia una vez a la semana, sirviendo en cierta área o actividad, tenemos a Dios muy presente. Pero, ¿Realmente tomo en cuenta a Dios en todo lo que hago?  No se necesita dejar de ir a la Iglesia, dejar de servir o hacer otra actividad para olvidarnos de Dios, ya que muchas veces puedes estar haciendo muchas cosas “para Dios”, pero simplemente te has olvidado de Él.
A veces el trabajo, los afanes por conseguir más riquezas, títulos, los problemas que atravesamos y las ansias por tenerlo todo, hacen que nos olvidemos de Dios. Llegamos tan cansados al servicio que nos olvidamos pasar tiempos con Él antes de ministrar, estamos tan preocupados que en vez de escuchar palabra de Dios escuchamos nuestros pensamientos.   
¿Cuándo fue la última vez que a conciencia apartaste un buen tiempo para estar a solas con Dios?, ¿Hace cuánto tiempo no vas a tu habitación, cierras la puerta, comienzas a adorarlo y empiezas a hablar con Él, hasta sentir su presencia?
Muchas veces, sin darnos cuenta, vamos por la vida creyendo que estamos cerca de Dios cuando sin querer vamos siguiéndolo de lejos, Él no quiere que hagas nada en su obra si en primer lugar no te ocupas de buscarlo y estar a cuentas.
“Busquen el reino de Dios por encima de todo lo demás y lleven una vida justa, y él les dará todo lo que necesiten.” Mateo 6:33 (NTV)
¿De qué te sirve ser el mejor en lo que haces si te olvidas de Dios?, ¿De qué sirve tanto talento si primero no se lo dedicas a Él? No se cómo está tu relación con Dios, pero hoy necesitamos volver a Él.
El Señor nos dice este día: “Por tanto, guárdate, y guarda tu alma con diligencia, para que no te olvides de las cosas que tus ojos han visto, ni se aparten de tu corazón todos los días de tu vida; antes bien, las enseñarás a tus hijos, y a los hijos de tus hijos.” Deuteronomio 4:9
No te olvides de Dios y de las cosas que Él ha hecho por ti. Vuelve a tu primer amor, a tener esa comunicación e intimidad como siempre la tuviste, aparta tu tiempo a solas con Dios donde puedas hablarle y ser lleno de su presencia.
¡Búscalo cada día de tu vida!
Diego Jora
     CVCLAVOZ  

sábado, 2 de julio de 2016

A tiempo



¿Qué tan paciente eres cuando esperas algo que anhelas con todo tu corazón? Suele ser difícil aguardar incluso cuando al transcurrir del tiempo no ves ni una pizca del porvenir. 
Además que mantener la esperanza es complicado cuando las cosas ocurren contrariamente a lo que esperas o anhelas, incluso es casi inevitable no ponerse triste, y Proverbios 13:12 (TLA) describe exactamente como uno se siente: “¡Qué tristeza da que los deseos no se cumplan! ¡Y cómo nos llena de alegría ver cumplidos nuestros deseos!” ¿Te ha pasado? Pero cuando llega aquello que tanto ansías, viene acompañado de esa alegría que invade tu corazón, tu semblante cambia e incluso tu actitud se vuelve más generosa y más positiva. 
Sin embargo, debemos considerar que nuestra vida no sólo se trata de que se cumplan nuestros anhelos o deseos, sino más que todo que ello edifique nuestra vida, que nos lleve a un nivel más alto espiritualmente. Dice Proverbios 10:22 “La bendición de Jehová es la que enriquece y no añade la tristeza con ella” No son riquezas temporales sino son riquezas eternas.
Por eso, si estás en la sala de espera, mantente atento a lo que recibes en ese tiempo, ya que muchas veces por poner los ojos sólo en esa promesa o anhelo dejamos pasar desapercibidas otras bendiciones que nos edifican mucho más.
Dios sabe cuándo es el tiempo adecuado y cómo llegará a tu vida, ten paciencia y se agradecido mientras esto ocurre.
Aunque la visión tardará aún por un tiempo, mas se apresura hacia el fin, y no mentirá; aunque tardare, espéralo, porque sin duda vendrá, no tardará. Habacuc 2:3
 Soraida Fuentes
     CVCLAVOZ    

viernes, 1 de julio de 2016

No te detengas.



Uno de los animales marinos más feroces y temidos es el tiburón blanco. Su aspecto robusto, sus características fisiológicas y el estar ligado con ataques a nadadores que entran en sus territorios, le han otorgado el título de depredador.
Físicamente, un espécimen adulto pesa aproximadamente 1,5 toneladas, mide regularmente 5 metros, tiene cerca de 222 dientes y puede cerrar su mandíbula alcanzando una fuerza de 20 toneladas. Por si esto fuera poco, su olfato puede detectar la presencia de unas cuantas moléculas de sangre a una gran distancia y puede llegar a nadar a 40 kilómetros por hora. Realmente es un animal temible.
Pero dentro de todas las cualidades naturales que tiene, la ciencia ha descubierto dos que lo hacen diferente al resto: El tiburón blanco no tiene vejiga, órgano físico que el resto de peces suele usar como flotador porque al llenarse de aire, les permite permanecer quietos en zonas cercanas a la superficie sin hundirse. Y también, el mecanismo de respiración de los tiburones consiste en mantener la boca abierta mientras nada, de esta manera el agua cargada de oxígeno pasa por sus branquias y así puede llegar a la sangre, pero si se detiene, moriría de asfixia.
Por estas razones, el temible tiburón blanco desde que nace nunca deja de nadar, sino que está constantemente en movimiento. Esta es una característica que podríamos imitar dentro de la vida cristiana.
¿Alguna vez te has preguntado por qué las tentaciones parecen en cierto momento más fuertes que antes?, ¿Por qué ahora resulta más pesado ir a la iglesia?, ¿Por qué parecen más importantes otras actividades que leer la Biblia?, ¿Por qué ese fuego de la pasión por la santidad ya no parece arder más?, etc. Muchas veces uno suele hacerse preguntas porque no logra comprender qué fue lo que ocurrió con ese primer amor.   
Meditemos: Si descuidas tu negocio faltando regularmente a tus deberes pronto estarás en quiebra, si no asistes a las clases de la universidad perderás la materia y no aprobarás los exámenes finales, si descuidas a tu familia intercambiándola por otras actividades llegará un momento en el que serás como un perfecto extraño para ellos y ellos para ti, etc. Todo esto ocurre en actividades cotidianas y en la vida cristiana pasa lo mismo: si descuidas tu bienestar espiritual, lo más seguro es la separación de tu relación con Dios y todas las consecuencias que eso conlleva.
No nos engañemos, no existe el crecimiento espiritual automático. Así como el tiburón se hunde al dejar de nadar, nosotros también podemos tropezar y hasta caer, si dejamos de buscar el Reino de los  Cielos. 
Jesús ya hizo todo lo que tenía que hacer en la cruz del calvario. El crecimiento espiritual en el conocimiento de la voluntad de Dios expresada en la Biblia y la búsqueda de su presencia, es una responsabilidad personal y continua.
“Gloriaos en su santo nombre; Alégrese el corazón de los que buscan a Jehová. Buscad a Jehová y su poder; Buscad su rostro continuamente.” 1 Crónicas 16:10-11 Versión Reina-Valera 1960

Hector Colque
    CVCLAVOZ