sábado, 1 de marzo de 2014

INSISTE HASTA QUE TE RESPONDA




¿Creen ustedes que Dios no defenderá a las personas que él eligió, y que día y noche le piden ayuda? ¿Creen que tardará él en responderles? ¡Claro que no, sino que les responderá de inmediato! Lucas 18:7-8

 En la Biblia tenemos dos claros ejemplos de personas que insistieron hasta obtener lo que necesitan:
-La primera es una viuda que siempre buscaba al juez de la ciudad donde vivía y le pedía que le haga justicia en la corte. Al principio, él no quería atenderla pero gracias a la su persistencia, la ayudó, para evitar que lo siga molestando.
-El segundo, es un hombre que a medianoche, va a la casa de un vecino y le pide prestado tres panes porque un amigo, había llegado de viaje y él no tenía nada que ofrecerle. Por la importunidad del vecino, el hombre terminaría dándole lo que necesitaba.
Al leer estos dos pasajes me pregunté lo siguiente: ¿Si Dios mora en nosotros, por qué seguimos igual en determinadas áreas de nuestra vida? La única respuesta que encuentro es que nosotros estamos haciendo algo mal. Posiblemente al no ver la respuesta de Dios en nuestro tiempo y conforme a nuestros planes, entró el desánimo y la duda en nuestro corazón y ahora solo oramos algunas veces, cuando nos acordamos de esa petición o cuando tenemos problemas. 
La Palabra de Dios nos manda a orar sin cesar y en todo tiempo, no solo cuando Dios responde de inmediato sino también cuando su respuesta tarda e incluso cuando su respuesta es “No”.
Debemos orar cada día sin desmayar, ser constantes, perseverantes e insistentes, no darnos por vencidos en ningún momento. Necesitamos tener disciplina al orar.
Otro punto importante es que debemos empezar a pedir también por los demás, no solo enfocarnos en nuestras necesidades, sino pedir por la salvación de otras personas en todo el mundo. Debemos pasar de la oración a la intercesión, de eso modo Dios nos enseñará a clamar y a pedir por los motivos que están en su corazón.
Si tu oración es la misma todos días, quizás sea un buen momento para un cambio. Esto es comenzar a pedirle a Dios más amor, pasión, bondad, misericordia y compasión por el dolor ajeno. Piensa, quién en este momento, está necesitando de tus oraciones. Suplica especialmente por los que necesitan salvación para su vida. Hazlo cómo quisieras que clamaran por ti y verás como Dios va concediendo poco a poco los anhelos de tu corazón, aún sin que se los pidas porque Él te conoce y al interceder por otros demuestras tu total confianza y seguridad de todas tus necesidades en tu Padre Celestial.

No se olviden de orar. Y siempre que oren a Dios, dejen que los dirija el Espíritu Santo. Manténganse en estado de alerta y no se den por vencidos. En sus oraciones, pidan siempre por todos los que forman parte del pueblo de Dios. Efesios 6:18
¡Quien deja de orar, deja de esperar!

CVCLAVOZ

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