miércoles, 29 de marzo de 2023

ERES MI FORTALEZA

 


ERES MI FORTALEZA

Salmos 18:1-25 PDT

SEÑOR, te amo. ¡Tú eres mi fortaleza! El SEÑOR es mi roca, mi fortaleza y mi libertador. Dios es mi refugio, él me protege. Es mi escudo, me salva con su poder; él es mi escondite más alto. Alabado sea el SEÑOR; cuando le pedí ayuda, me salvó.

 La muerte me enredó en sus cuerdas y me sentí perdido ante la corriente temible. El lugar de los muertos me enredó en sus cuerdas, tendía ante mí trampas mortales. En mi angustia clamé al SEÑOR y pedí ayuda a mi Dios. Desde su templo, él escuchó mis lamentos, y oyó mis gritos pidiendo auxilio. Entonces la tierra tembló y se tambaleó; las bases de las montañas se estremecieron.

 La tierra tembló y retumbó porque Dios estaba furioso. Salía humo de su nariz y llamas de su boca; lanzaba carbones encendidos. Dios abrió el cielo y bajó sobre una nube negra. Bajó cabalgando sobre los querubines del cielo; se deslizaba con el viento. 

Estaba oculto en nubes densas y oscuras que lo cubrían totalmente. Entonces la gloria resplandeciente de Dios brilló en las nubes, arrojando granizo y emitiendo fuertes rayos. La voz del SEÑOR retumbó en el cielo, el Altísimo se hizo oír y hubo rayos y granizo. 

Dios lanzó sus flechas y dispersó al enemigo. Lanzó muchos rayos y todos salieron espantados. Enviaste, SEÑOR, tu reprensión con un soplo de tu nariz, un viento fuerte que dejó el fondo del mar a la vista. Las bases de la tierra quedaron al descubierto. Luego extendió la mano y me rescató; me sacó de las aguas turbulentas. Él me salvó de mis poderosos enemigos y de los que me odiaban, pues eran más fuertes que yo. 

Cuando yo estaba en dificultades y mis enemigos me atacaban, el SEÑOR me dio su apoyo y protección. El SEÑOR me rescató porque me ama; él me llevó a un lugar seguro. El SEÑOR me recompensó como merecía porque actué con justicia. Me recompensó porque no he obrado con maldad. Me he preocupado por vivir como el SEÑOR quiere. 

Por eso no he hecho nada que pueda separarme de Dios. Siempre tengo en cuenta sus enseñanzas y nunca me aparto de sus leyes. He sido siempre honesto con él y me he mantenido apartado del mal. Por eso, el SEÑOR me recompensará en la medida que yo actúe con justicia. Lo hará en tanto yo no haga el mal. Dios es fiel con los que le son fieles; sincero con los que le son sinceros.

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