UN CAFÉ Y UNA BUENA CHARLA CON DIOS
En lugar de quejarme o lamentarme, hoy decido mejor tomarme un café, o un té, sentarme y recordar conversando con Dios todos esos momentos en que Él me ayudó. Es como cuando viejos amigos se sientan a recordar los momentos lindos.
Te estoy compartiendo algo personal, algo que he hecho muchas veces y me ha ayudado y pienso que también te puede ayudar a ti. Como ya sabes, la vida tiene momentos muy duros. Y cuando estoy pasando por esos momentos, saco un tiempo para estar a solas con el Espíritu Santo, y comienzo a contarle solo a Él las cosas tan bellas que Él ha hecho por mí. No me enfoco en los problemas actuales, mejor trato de concentrarme en esos momentos cuando Dios estuvo ahí por mí.
Y fíjate, no es que me gusta vivir en el pasado. Al contrario, me gusta mucho mantenerme enfocado en el presente. Tampoco me gusta entrar en melancolías que lo único que hacen es ponerme triste. Pero el yo conversar con Dios sobre las cosas lindas que Él ha hecho por mí, me ayuda mucho, pues me recuerda que si no me dejó solo ni me abandonó antes, tampoco va a empezar a hacerlo ahora.
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