miércoles, 26 de febrero de 2014

LA DOBLE GRACIA DE DIOS




“Jesús acuérdate de mí cuando vengas en tu reino” clamo el ladrón en la cruz.
“Jesús, hijo de David ten misericordia de mi” grito el ciego.
“Jesús maestro ten misericordia de nosotros” rogaron los leprosos.
Múltiples peticiones, ruegos, súplicas y una tras otra fueron respondidas por Jesús de Nazaret.  El nunca permaneció indiferente al dolor humano; a pesar que no conocía a esas personas, en su divinidad, podía ver que era un ladrón y culpable de muerte, podía ver el pecado de ellos, podía ver que ninguno de los que se acercaban a Él, merecían ser sanados. Nadie merecía recibir la sanidad de Él, sin embargo uno por uno recibieron un inmerecido regalo. Esa es la gracia de Dios, que recibas gratuitamente algo que no te mereces. Todos recibieron lo que pidieron. Ninguno se quedó sin respuesta, Dios satisfizo todas las peticiones.
Sin embargo hoy quiero hablarte de la doble gracia de Dios, porque una cosa es pedir y recibir, y otra cosa muy diferente es que recibas algo que ni siquiera pediste, a eso se le llama la doble gracia de Dios.
¿Recuerdas al cojo de nacimiento? Él pidió unas monedas, jamás pidió ser sano, sin embargo recibió la sanidad que nunca había pedido, esa es la doble gracia de Dios. ¿Recuerdas la multitud que rodeaba el Gólgota?  ¿Recuerdas sus palabras maldicientes, los escupitajos? Pero ¿recuerdas algún grito de perdón, alguna petición de último momento o de arrepentimiento? Sin embargo Jesús los perdonó porque no sabían lo que hacían. Esa es la doble gracia del Altísimo.
¿Recuerdas haberle pedido a Cristo que muriera en tu lugar? Es más, ni siquiera habías nacido, pero Jesús pensó en  ti y murió sin que hubieras pedido cosa alguna. Esa es la doble gracia de Dios.
“La ley de Dios fue entregada para que toda la gente se diera cuenta de la magnitud de su pecado, pero mientras más pecaba la gente, más abundaba la gracia maravillosa de Dios”. Romanos 5:20 (NTV)

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario