domingo, 14 de noviembre de 2010

ACERCANDOME AL REY



Hoy… El Señor Me Tratará Con Ternura.

No quebrará la caña cascada, ni apagará el pábilo que humeare. Isaías 42:3.


Según esto, puedo confiar en que mi Señor me tratará con dulzura.

Soy, en verdad, tan débil, tan quebradizo y despreciable como una caña.

Alguien dijo: «Usted a mí no me importa un bledo».

Aunque estas palabras sean poco amables, sin embargo son verdaderas.

¡Ay!, soy peor que una caña que crece a la vera del río, porque ésta al menos puede levantar su cabeza.

Yo estoy abatido, cruelmente quebrantado.

No hay en mí música; toda la melodía se escapa por una hendidura.

Mas Jesús no me quebrará; y si Él no lo hace, poco debe importarme lo que traten de hacer los demás.

¡Oh, Señor, dulce y misericordioso, bajo tu protección me escondo y en ella olvido todos mis quebrantos!

En realidad, me parezco al «pábilo que humea», cuya luz se ha extinguido y sólo queda humo.

Más bien soy un estorbo que un beneficio.

Las sugestiones de mi espíritu turbado me dicen que el diablo ha apagado mi luz, y sólo me ha dejado con el humo desagradable, y que el Señor pronto me apagará.

Sin embargo, noto que en el tabernáculo de la Antigua Alianza había despabiladores, no apagadores; Jesús no me apagará.

Hoy Tengo, pues, confianza en Él..

¡Señor, inflámame en tu amor, y haz que brille yo para gloria tuya y para ensalzar tu misericordia y bondad!

Amén.

Charles Spurgeon.
Libro De Cheques Del Banco De La Fe.

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