Levántate y anda…
¿Habías pensado alguna vez que la mayoría de milagros que aparecen en la Biblia suelen manifestarse a través de la acción?
Uno de los ejemplos más conocidos es el del cojo del Templo de Jerusalén, al que Pedro sanó. Este pobre hombre se sentaba cada día a mendigar en una de las puertas del Templo, y al rogarle a Pedro y a Juan por una limosna, “Pedro dijo: No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy; en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda” (Hechos 3:6).
La Biblia dice que cuando se levantó con la ayuda de Pedro es cuando sus pies se afirmaron, y cuando el milagro ocurrió, al punto de que fue capaz de andar e incluso saltar.
La clave está en la acción: “Levántate y anda”. De hecho, Jesús es el primero que empleó esta expresión:
- Cuando sanó al paralítico, dijo: “A ti te digo: Levántate, toma tu lecho, y vete a tu casa” (Lucas 5:24)
- Cuando resucitó a la hija de Jairo, dijo: “Niña, a ti te digo, levántate” (Marcos 5:41)
- Cuando sanó al hombre con la mano seca, dijo: “Levántate, y ponte en medio […] Extiende tu mano” (Lucas 6:8,10)
Es muy interesante que, en todos estos milagros, el primer paso era siempre levantarse. Sí, nuestra fe se activa por el movimiento. Podemos creer algo con nuestra mente, pero es solo cuando damos pasos de fe que podemos experimentar la obra y los milagros de Dios en nuestra vida.
Querido/a amigo/a, ¡levántate y anda! Deja a un lado todas las dudas que te quieren hacer tropezar, así como todas las cargas que te oprimen, y sencillamente da un paso de fe. Dios tiene promesas increíbles para tu vida, y si empiezas a caminar en ellas, ¡verás Sus milagros en acción!
¡Dios te ama tanto!
¡Eres un Milagro!
Christian Misch