sábado, 6 de febrero de 2016

¿Renunciarías a tus sueños?

 
Leyendo el libro “Con premiso”, de un conocido cantante cristiano, llegué a un capítulo que me hizo pensar mucho acerca de cómo está el cristianismo de hoy en día y de cómo debería ser, y quiero  compartir algunos extractos: “Oímos mucho de que Dios nos quiere prosperar pero no oímos casi nada de que Dios quiere que nos humillemos ante Él y que renunciemos a lo nuestro.” Mateo 16:24 dice: “Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame.” Aquí claramente la Palabra habla acerca de renuncia voluntaria a uno mismo, tomar la cruz que implica estar dispuestos a sufrir las burlas, sufrimiento y el desprecio de la gente que no cree en Dios y seguir en  todo lo que el Señor manda. 
La porción clave y nuestro gran ejemplo está en Filipenses 2:5-11 “Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre,para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.” Tener el mismo sentir que hubo en Jesús, es la exhortación de Pablo, que se humilló no para ser exaltado sino para salvarnos.
Esta es la parte que  deja mucho que considerar de nuestra vida “Porque cristianismo auténtico es seguir a Cristo y sus enseñanzas. Seguir lo que la Palabra de Dios nos dice. Y cuando leemos la verdad, descubrimos que Dios no busca personas que tengan ambiciones personales para correr detrás de ellas y satisfacerlas como si Él fuera el gran Papá Noel de los cielos, cumpliendo deseos de todo el mundo y regalando a todos el último capricho. Todo lo contrario. Él busca personas que estén dispuestos a deponer a sus sueños y renunciar a ellos, para abrazar los sueños de Dios y vivir para Él, cueste lo que cueste. Gente que se ponga a la brecha como Ezequiel 20:30, como los santos del Antiguo y el Nuevo Testamento, como los héroes de la fe, aquellos que hicieron proezas y aquellos "otros" que murieron como mártires sin haber alcanzado aquello por lo cual vivieron, pero aún creyeron. (Hebreos 11:36-40)”

¿Renunciarías a tus sueños personales por los sueños de Dios? ¿Hasta dónde llegaría tu amor por Él?
Hoy, examina tu vida y la razón por la que sigues el camino de Dios. 

Soraida Fuentes
     CVCLAVOZ

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