martes, 16 de diciembre de 2014

Cuervos


Hay una historia que cuenta de una pobre mujer viuda que tenía un hijo pequeño y un día, con él, habían estado leyendo la historia de Elías y los cuervos. Ni la madre ni el niño habían comido aquel día y sentían hambre.
De repente el niño tuvo una idea y le dijo a su madre:
         –    Mamá, si vinieran los cuervos encontrarían la puerta cerrada. ¿Permites que la abra?
         –    Pues… ábrela hijito – contestó ella.
El niño siguió:
         –    Mamá, ahora que ya está abierta, ¿volvemos a pedir al Señor que nos envíe al menos a uno con un pan?
Mientras oraban, atinó a pasar por allí el alcalde del pueblo. Se paró ante la puerta abierta y, al enterarse de la necesidad, corrió a su casa y trajo un cesto lleno de comida. Dios había recompensado la fe sencilla del niño.
Todas nuestras oraciones serán respondidas, mientras creamos que así será, Dios usará diferentes medios y personas para respondernos. Puede enviar ángeles o cuervos, pero nunca dejará una oración sin ser contestada.
“Y todo lo que pidiereis en oración, creyendo, lo recibiréis”. Mateo 21:22 (RVR 1960)
No limites a Dios a tus ideas, conceptos o prejuicios porque muchas veces Él usa métodos creativos, diferentes, a personas que nunca vimos, recurre a  lo inimaginable para responder nuestras oraciones; se trata de creer con la misma fe sencilla de un niño.

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