jueves, 4 de abril de 2013

ACERCANDOME AL REY



Calla, Enmudece


Al venir a Jesus, nuestras vidas comienzan a tomar un nuevo camino. Un camino que nos lleva a la perfecta voluntad de Dios. El es el alfarero y nosotros el barro en sus manos.

Marcos 4
37 Pero se levanto una gran tempestad de viento, y echaba las olas en la barca, de tal manera que ya se anegaba.


El enemigo de las almas se enfurece al ver que quien iba antes rumbo al infierno ahora va camino al cielo, con nuevas vestiduras, con nueva forma de hablar, con nueva forma de sentir, y mas todavia, con un nuevo acompañante a la cabecera de su vida, el Rey de reyes. Inmediatamente comienza a lanzar dardos de fuego contra nuestra mente. Muchas veces, las tormentas se hacen violentas y tal pareciera que nuestra nave se hunde.

En esas tormentas, vienen tristezas, algunas por problemas en el hogar aun con los seres que mas amamos. Otras, por enfermedades en nuestros cuerpos, que nos debilitan, nos impiden poder servir a nuestro Cristo como quisieramos. Otras, por batallas internas contra nuestra propia carne por continuas tentaciones que nos llevan a vicios, a perdida de tiempo precioso, a tal punto que nosotros mismos comenzamos a tirar agua adentro de nuestra barca.

Otras, por una terrible soledad, que aun teniendo personas a nuestro alrededor, no podemos encontrar la paz y el amor que tanto deseamos. Y en medio de estas tormentas quizas nos preguntamos, al igual que los discipulos, estara Jesus con nosotros? Como es que estando en la misma barca, el no parece notar que me estoy hundiendo?

Marcos 4:38 Y el estaba en la popa, durmiendo sobre un cabezal; y le despertaron, y le dijeron: Maestro, ¿no tienes cuidado que perecemos?

Al igual que los discipulos, en medio de las tormentas, olvidamos a quien es que realmente tenemos en la popa de la barca. Olvidamos, y en lugar de entender que todo es parte de un proceso, que Jesus sigue siendo el mismo poderoso que sana a los enfermos, que levanta a los paraliticos, que resucita a los muertos, que le da vista a los ciegos, que trae la paz verdadera a nuestros corazones, que salva a nuestra familia, en lugar de comenzar a confesar con nuestras bocas y creer en nuestros corazones, comenzamos a preguntarnos si Dios todavia estara con nosotros.

Pero en esta noche, Jesus todavia esta en la barca, todavia al igual que en aquella ocasion, el se LEVANTA,

Marcos4:39 Y levantandose, reprendio al viento, y dijo al mar: Calla, enmudece. Y ceso el viento, y se hizo grande bonanza.

Porque cuando la tormenta mas fuerte se hace, mas grande se manifiesta su poder!
No importa cuan terrible sea tu enfermedad, no importa si ya las personas te han dicho que no tienes cura, o si ya parece haber secado tu vida, el todavia sigue LEVANTANDOSE, y quiero que lo oigas, porque su voz no se ha apagado, su voz sigue teniendo el mismo timbre de poder:

Cuando el viento se movia con fuerza en contra de la pequeña barca, Jesus le ordeno Calla.

A esa enfermedad, el la llama por nombre y le ordena Calla, Calla porque no te permito que le sigas mintiendo a mi hijo. Yo soy Jehova su sanador. Sus enfermedades las lleve yo en mis llagas. Calla, porque la unica voz que aqui tiene autoridad, que aqui tiene la Verdad, es mi voz.

Esa voz que te dice al oido, vas a perder a tu familia, vas a perder al ser que amas, ya lo de ustedes no tiene solucion, El se LEVANTA en medio de tu aparente fracaso, en medio de tu desesperacion y ordena a la voz inmunda Calla, Calla porque no te permito que le sigas mintiendo a mi hijo. Calla, porque su amor, ese sentimiento de sacrificarse por la otra persona, ese sentimiento de cuidarla, lo puse yo en su corazon y ninguna mentira se lo podra arrebatar.

En los momentos cuando se levanta un murmullo contra tu ministerio contra el precioso llamado de Dios, cuando voces inmundas comienza a profetizar contra el regalo que Dios te ha dado, diciendote, ya no tienes uncion, ya el espiritu de Dios se ha apartado de ti, tu no sirves para ministro, tu no sirves para trabajar en el altar de Dios, El se LEVANTA, te abraza, te sostiene con su manto y ordena a la voz inmunda Calla, Calla porque no te permito que le sigas mintiendo a mi hijo. A quien yo llame, tu no lo tocas, escucha bien y enmudece espiritu inmundo, porque ungido de Dios es mi hijo.

Toda Escritura es tomada del siguiente pasaje, Marcos 4 (Reina-Valera 1960).
 
ESCRITO: Por el Pastor Pablo Caballero.

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