Te voy a compartir dos ejercicios que si lo haces exactamente como te los indico, te ayudará a sanar heridas que probablemente están en tu corazón.
1. Detente en este momento, y piensa en una situación de tu presente que te esta haciendo daño emocional. Si es algo que comenzó desde hace tiempo pero que aun sucede, piensa en eso un momento aunque te haga sentir incomodo. (No se trata de revivirlo y sufrir, se trata de traerlo a tu presente y solucionarlo de una vez para siempre y no dejarlo escondido y mortificándote).
Al hacer esto, reconoces que es exactamente lo que te esta lastimando, sin esconderlo, sin tratar de ignorarlo. Para poder solucionar algo el primer paso es conocer exactamente que es ese "algo".
2. Ahora me gustaría que meditaras en una situación que ya sucedió y que no pasa para nada ahora pero que todavía te hace sentir mal o te es impedimento para sentirte feliz.
Basado en lo que acabas de pensar, mira como esto ya no tiene que ver con tu vida actual, no le tengas temor, lo que paso, ya paso, no te mató, te hizo fuerte, ahora puedes sentirte vencedor, lo pudiste sobrevivir, y no te derroto.
Te causo dolor, te robo, pero no te mató ni destruyo. Estas aquí, tienes a Cristo, el enemigo no pudo usar eso para detenerte de llegar a Cristo Jesús. En otras palabras, tú ya tienes la victoria, el enemigo no tiene ningún poder sobre ti.
3. Piensa en lo que superaste, en lo anterior (número 2) y míralo como un testimonio de lo que puedes hacer con la situación en el número 1.
Llénate de fe y ora a Dios así:
Padre amado, así como pude superar, aun con dolor, la situación esta (no. 2), lléname de fe y muéstrame como podré superar la situación presente por muy difícil que parezca. Un día no muy lejano, podré ver esta situación como algo del pasado y mi vida continuará con una mejor promesa tuya. Te lo ruego para la Gloria de tu Hijo Jesús, amén.
Le pido al Señor que te conceda esta oración por el poder redentor de la Sangre de Cristo,
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