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La separación de personas ocurre por un transcurso de sucesos, como una gota que va cayendo sobre una roca que poco a poco se va creando un hueco que podría separarla por completo. En ese entendido debemos estar siempre atentos de mantener relaciones sanas, con mucha empatía, con disposición de tener buena comunicación y sin egoísmo.
Tengamos presente también que no sólo pasa eso con nuestros seres queridos sino también con nuestro Creador. El alejamiento de Dios con el hombre no estaba planificado, por el contrario, desde el principio Él estableció una comunicación efectiva; pero el ser humano ha quebrantado esa relación, creando así un muro. Pero recordemos que en Génesis 3 vemos que Dios llamó a Adán después de su obediencia al tomar del fruto del árbol, y preguntó dónde estaba, pues quería escucharlo, saber de su propia boca qué es lo que había pasado, ya que de todos modos el Señor ya lo sabía.
Es así que Dios nos busca para restablecer el vínculo, a pesar de nuestros errores e incluso de nuestro propio alejamiento de su cobertura, hay unos brazos extendidos llenos de amor que aguardan abrazarnos y reanudar la relación de Padre a hijo.
¡Ya no esperes más, vuélvete alguien que es inseparable de Dios!
“El Señor está cerca de los que tienen quebrantado el corazón; él rescata a los de espíritu destrozado.” Salmos 34:18 NTV
Soraida Fuentes
CVCLAVOZ
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