![](https://gallery.mailchimp.com/cc20b70c5cda41a56b5d35b73/images/ea367915-1d57-48ae-ad4e-1e6873dccaee.jpg)
Esta ilustración ejemplifica el amor de Dios, la palabra dice que nosotros somos su creación, Él nos hizo a imagen y semejanza suya, nos formó y ya nos conocía aun antes de que estuviésemos en el vientre de nuestra madre.
Sin embargo, por nuestros pecados, nos alejamos, quisimos experimentar la vida y lo que nos ofrecía, nos apartamos de Él y por mucho tiempo hemos permanecido así, distantes de Dios, de sus propósitos, de sus sueños para con nuestras vidas.
Hasta que un día, el Señor tocó nuestros corazones nuevamente, por su amor nos llamó y su dulce voz nos cautivó, ya no pudimos resistirnos más y volvimos a él.
No fuimos nosotros, fue Él quien buscó la manera de acércanos a sus propósitos otra vez. Entregó su vida, en una cruz, dio todo por amor y por ese sacrificio obtuvimos la salvación y vida eterna.
¡Cuán inmerecido amor de Dios, cuán inmenso y profundo! Es un privilegio ser amados por Él, porque este amor no es condicional, no es inconstante, no es pasajero o momentáneo como el mundo lo ofrece; por el contrario es eterno, inmensurable y único para nuestras vidas.
Recuerda Jeremías 31:3 “El Señor se manifestó a mí, hace ya mucho tiempo diciendo con amor eterno te he amado por tanto mi misericordia se ha extendido…” (Énfasis añadido)
Te animo a que cada día tus pensamientos y voluntad sean sujetos a esta verdad:
“¡Dios te ama! Te ama porque eres su creación, su adquisición y su herencia y ante tal declaración no hay nadie ni nada que pueda afirmar lo contrario.
Claudia Carvajal
CVCLAVOZ
No hay comentarios:
Publicar un comentario