domingo, 22 de mayo de 2011

ACERCANDOME AL REY



¡No Botes el Cajón!

Un anciano chino permanecía sentado en el pórtico de su casa, demasiado viejo para trabajar en la huerta, mientras su hijo y el resto de la familia araban el campo para la siembra.

El hijo mira al anciano y piensa para sus adentros: Ya está muy viejo… ¡Todo lo que hace es comer y producirnos gastos y molestias! ¿Qué nos puede aportar? Lo mejor es salir ya de ese viejo estorboso.

Así pues, el hijo construye un cajón; lo arrastra hasta el pórtico y ordena bruscamente a su padre: ¡Padre, métete ahí dentro!

Cuando el anciano, con paso vacilante, logra meterse dentro de la caja, el hijo le coloca la tapa y la clava fuertemente; la monta sobre una carreta tira por dos bueyes y se encamina montaña arriba hasta un elevado peñasco. Al llegar a la cumbre, el hijo oye unos golpes que lo llaman desde el interior de la caja y pregunta: ¿Qué quieres, papá?

La voz del padre responde desde el interior: Hijo, ya comprendo lo que estás haciendo conmigo; me vas a matar porque ya no te sirvo de nada… pero déjame darte como padre un último consejo:

-Te sugiero que me tires a mí por el despeñadero; pero conserva el cajón, porque muy probablemente tus hijos llegarán a necesitarlo dentro de unos años…

Puedes tener muchas excusas para hacerlos a un lado, pero hay que prestarles atención, ayuda, cariño, en los años de vejez y durante sus enfermedades. No podemos hacerlos a un lado, después de haber trabajado y de cuidarnos, sus años de vejez deben ser dignos y sobretodo rodeados de amor.

La Biblia dice: Honra a tu padre y a tu madre, para que se prolonguen tus días sobre la tierra que el Señor, tu Dios, te va a dar. Éxodo 20: 12

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